domingo, 17 de abril de 2011

OTRO MOMENTO DE REFLEXIÓN

Teniendo en cuenta los últimos temas que se en tratado en este blog (Primera y segunda guerra mundial, Independencia de Latinoamérica), les invito a leer esta reflexión de las recopilacionesque encontramos en el del libro "La culpa es de la vaca II".

EL TEMOR A LOS RIESGOS

En un país en guerra, había un rey que causaba miedo. No siempre que tomaba prisioneros en las batallas los mataba. Simplemente los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro lado, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.
El rey hacía formar a los prisioneros en círculo en la sala y les decía:
—Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros, o pasar por esa puerta misteriosa.
Todos elegían ser muertos por los arqueros.
Tiempo después, al terminar la guerra, un soldado que  por mucho tiempo había servido fielmente al rey se dirigió al soberano y le dijo:
     Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?
     Dime, soldado —repuso el soberano.
     ¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?
     Ve y mira tú mismo, le respondió de inmediato el rey.
El soldado separó temerosamente la puerta pero, a medida que ella se abría, fueron entrando unos brillantes rayos de sol que iluminaron el ambiente. Finalmente descubrió que la puerta se abría sobre un camino que conducía a la libertad. El soldado, admirado, sólo miró a su rey mientras éste le explicaba:
     Yo les daba a todos la posibilidad de realizar una elección; pero ellos preferían morir antes que arriesgarse a abrir esa puerta.

¿Cuántas puertas dejamos de abrir por el temor al fracaso? ¿Te has dado cuenta de que todos le tememos a lo desconocido y a veces nos condenamos a lo conocido?


¿Y qué opinan de lo que dice Mafalada?

sábado, 16 de abril de 2011

BASES DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO

Durante el último año de la guerra, los países aliados contra el fascismo y el militarismo japonés definieron los instrumentos, los fundamentos y las características de la sociedad Internacional que nacería en medio de las ruinas y de los desórdenes provocados por la conflagración. Los cambios afectaron a todos los pueblos de! planeta, en la medida en que la reestructuración de las relaciones de poder entre Europa, Estados Unidos y la Unión Soviética también significaba replantearlas con las restantes naciones.
El principal resultado fue la construcción del nuevo orden internacional en torno a dos grandes bloques de poder mundial que establecieron una nueva jerarquía en las relaciones entre los países. Se organizó la vida política, económica, militar e ideológica alrededor de ellos. Estos bloques se estructuraron de forma excluyen te e irreconciliable, ya que cada uno defendía su propia concepción e interpretación de la historia del mundo y de su destino final. Los seres humanos, en consecuencia, se vieron obligados a pertenecer a uno u otro y a concebirse como enemigos eternos, habitantes ya del mundo Ubre o ya del mundo totalitario. La característica más notable del nuevo sistema internacional fue la aparición de las superpotencias —Estados Unidos y URSS.

Europa perdió su tradicional poder mundial frente las nuevas potencias victoriosas de la guerra y sufrió nuevos cambios territoriales. Las fronteras de la Unión Soviética se corrieron hacia el occidente, trazando nuevos límites entre los países de Europa Oriental y Báltica. Alemania, derrotada, se constituyó en el símbolo del nuevo orden con su división. Su capital, Berlín, fue repartida entre las administraciones de los aliados. Europa ingresaría al escenario internacional como un continente rehén de la política de las superpotencias.
Estas nuevas condiciones en los países capitalistas afectaron las relaciones coloniales que sostenían con África, Asia y Medio Oriente. Debilitadas económicamente, y sometidas a un fuerte y acelerado proceso de recuperación con el apoyo de los Estados Unidos, las antiguas potencias coloniales se enfrentaron al estallido de las resistencias nacionalistas y revolucionarias que desde 1os comienzos del siglo venían formándose en las colonias. La política europea y occidental, en general, osciló según los territorios y la formación de grupos políticos. Se movió entre la negociación de la independencia o la represión y la violencia, provocando guerras coloniales que oscurecieron los esfuerzos por crear un nuevo mi nido sin guerra. Este proceso recibiría el nombre de descolonización, y se constituyó en el fenómeno revolucionario más importante de la historia del siglo XX.

En el campo de la organización de la sociedad mundial, la historia contemporánea conoció un esfuerzo mayor por coordinar los asuntos mundiales y por introducir mecanismos más eficaces, reconocidos por todos los pueblos del mundo, en torno al derecho internacional.
Los principios de esta nueva organización fueron formulados por Roosevelt y Churchill en la Declaración del Atlántico, de 1.941, que convocaba a los pueblos del mundo a defender la libertad y los derechos del hombre, la dignidad y el respeto a la vida. Posteriormente, a medida que se avanzaba en la liberación de Europa de la ocupación nazi, los tres grandes —Roosevelt, Churchill y Stalin— fueron diseñando los mecanismos que permitirían a la sociedad mundial vivir en paz y cooperar mutuamente para construir un mundo mejor.
Estos procedimientos, con los acuerdos que los establecieron en Teherán, Yalta y Potsdam, sentaron los soportes políticos, económicos y territoriales de la historia contemporánea. Fruto de ello, nació la ONU, Organización de las Naciones Unidas, que a partir de su creación en 1945 congregó a todas las naciones independientes y reconocidas jurídicamente por la comunidad internacional. Simultáneamente, el principio de la cooperación recíproca se impuso y promovió un gran número de organismos regionales y subregionales de carácter político, económico y militar, que se extendieron por todo el planeta. Entre los nuevos países surgieron agrupaciones étnicas y religiosas que aspiraban a fortalecer el proceso de independencia y descolonización.
El principal problema que enfrentó el mundo capitalista fue la ampliación del mundo socialista, especialmente en Asia. Allí nació un nuevo centro de poder mundial en torno a la Revolución Comunista China, cuyo ejemplo se difundió por todos los pueblos coloniales junto a la propuesta soviética de transformación de la sociedad, y con un profundo sentimiento antioccidental. Con este inusitado impulso del comunismo y del socialismo mundiales, la política de las superpotencias diseñó las nuevas coordenadas de la humanidad. Este y Oeste se vieron enfrentados, cada uno procurando ampliar, controlar o reducir el campo de acción de su contrario. Dos modelos diferentes e irreconciliables se opusieron. Capitalismo y comunismo aparecían a los ojos dé los dirigentes y los pueblos coloniales, y de América Latina, como proyectos exitosos y prometedores, y condenaron a estos pueblos a conflictos interiores por defender su realización mundial, conflictos que muchas veces sufrieron la intervención de las potencias o de naciones vecinas.
A medida que transcurrieron los años, y el proceso de independencia en Asia y África se consolidaba, los nuevos dirigentes afroasiáticos decidieron organizarse y proclamar los derechos de sus pueblos, denunciar las condiciones internacionales imperantes que amenazaban su estabilidad, su dignidad y su futuro, y promover la libertad de todos los pueblos que aún sufrían la dominación colonial. En 1955 se celebró la Conferencia de Bandung, en Indonesia, en donde nació una nueva fuerza política internacional llamada Tercer Mundo. Esta denominación significaba un rechazo a la división violenta y conflictiva que había adquirido el planeta por la confrontación Este-Oeste, y la lucha entre los dos mundos.

El aporte más importante del Tercer Mundo a las relaciones internacionales fue la creación del Movimiento de los No Alineados, que trascendía aún más la división militar y política de la postguerra, y que se constituiría en un foro mundial que defendería la paz internacional, denunciaría las relaciones políticas y económicas vigentes, e impulsaría a través de la ONU, proyectos de transformación del orden internacional. Con estas manifestaciones, el Movimiento de los No Alineados y el Tercer Mundo introdujeron nuevas coordenadas en la sociedad mundial, tales como las relaciones Norte-Sur, que progresivamente se fueron presentando ante los ojos de todos los habitantes del planeta, como más graves y amenazantes para la paz de la humanidad que las limitadas opciones Este-Oeste. Y como las relaciones Sur-Sur, propuesta de cooperación y amistad entre los países subdesarrollados, y que enfrentaban problemas y desafíos comunes frente a las grandes potencias y a los países industrializados.
Las bases del mundo contemporáneo sufrieron sus primeros golpes a principios de los años setenta, cuando comenzó a cuestionarse el orden monetario mundial, en torno al patrón dólar, y comenzó a sentirse el comienzo de una crisis económica en los países industrializados. A raíz del embargo petrolero de 1973, la crisis se aceleró y se proyectó sobre el conjunto de la economía internacional y sus instituciones. Un segundo golpe vino con la segunda crisis petrolera de 1979, que aisló más a los países pobres de los ricos, y que planteó a nivel mundial, el problema de la supervivencia del sistema a raíz de sus profundos desequilibrios y desigualdades. Y el tercer golpe vino a partir de 1987, cuando la Unión Soviética declaró oficialmente finalizada la Guerra Fría o confrontación Este-Oeste. Nuevas fuerzas se perfilaron durante los años ochenta, y con ellas, la necesidad de construir un nuevo orden mundial.

La Organización de las Naciones Unidas, ONU

Durante la Segunda Guerra Mundial, los dirigentes políticos de las potencias aliadas contra el fascismo elaboraron los documentos y los procedimientos primordiales destinados a reorganizar la sociedad internacional y a garantizar su normal funcionamiento, en medio de la paz y de la cooperación entre todos los países. Al mismo tiempo se firmaban los acuerdos que redistribuían el poder mundial y creaban las nuevas zonas de influencia. Este último aspecto sería determinante, en lo sucesivo, para el funcionamiento del sistema internacional establecido alrededor de las Naciones Unidas, ya que habría de neutralizar muchas decisiones de esa organización o, al menos, restarle credibilidad, respeto y eficacia, hasta el punto de amenazar su existencia e influjo político y social. Podemos afirmar que, a pesar de todo ello, las Naciones Unidas sigue siendo uno de los experimentos más importantes en la historia de las civilizaciones, pues a través de esta organización la conciencia misma de humanidad y de sus derechos y deberes ha sido ampliada.
La Carta del Atlántico había esbozado en 1941 los principales objetivos de una nueva organización y de un nuevo orden mundial: libertad, bienestar y paz se habían presentado como los tres fundamentos del futuro de la humanidad. Estos principios fueron reafirmados en 1942, cuando los aliados proclamaron la Declaración de las Naciones Unidas, seguida en 1943 por la Declaración de Moscú, en la cual las potencias aliadas —Estados Unidos, Gran Bretaña y Unión Soviética— recomiendan la creación de una organización internacional sustentada en el principio de igualdad soberana para sus Estados miembros, que mantenga la paz y la seguridad internacionales. En 1944 se celebraron las reuniones de Dumbarton Oaks, que prepararon el proyecto de la Carta de las Naciones Unidas; la Conferencia de Yalta citó a la primera reunión en San Francisco, donde a mediados de 1945 se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas para la Organización Internacional.

Las Naciones Unidas, como organización internacional, ha tratado durante su existencia de mantener la paz y la seguridad internacionales, el respeto y el reconocimiento del derecho internacional, la salvaguarda del principio de igualdad de derechos entre las naciones y el derecho a la libre determinación de los pueblos. Además, el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales sin distinción de raza, sexo, idioma o religión, la realización de la cooperación internacional en todos los campos que conduzcan al desarrollo del ser humano y de la comunidad internacional, y ha procurado constituirse en el mejor medio para asegurar que todas estas condiciones se cumplan. Durante sus 46 años de historia, la ONU ha afrontado muchas limitaciones y obstáculos para conquistar las metas trazadas durante la guerra y en la fundación del organismo. Sus logros han sido importantes en la formación de una conciencia humana, pero los desafíos son decisivos para la supervivencia de la comunidad internacional.

La ONU no representa un gobierno de la humanidad, ni se desarrolla por encima de los Estados y de los intereses nacionales. Por el contrario, la efectividad de la ONU es en muchos aspectos sólo posible por el acuerdo de las naciones, lo cual nos permite comprender por qué es en esencia un poder moral. Aquí han encontrado su razón muchas de las críticas que ha soportado la organización mundial. Pero la principal explicación está en su mismo origen y en las contradicciones creadas por la ampliación de la democracia internacional en el interior de la ONU, puesto que las superpotencias y las potencias fundadoras se han enfrentado a una cada vez mayor cantidad de países que procuran la paz y el desarrollo para toda la humanidad.

Los principales organismos de la ONU
Sus actividades y responsabilidades han abarcado la totalidad de las manifestaciones humanas. La ONU se ha involucrado en todo aquello que afecta la existencia humana para garantizarla; sus organismos representan y mantienen las acciones mundiales que ha emprendido desde su creación. A medida que han pasado los años y los problemas de la comunidad internacional se han incrementado, las Naciones Unidas han llamado la atención de los dirigentes políticos y de las organizaciones gubernamentales y no-gubernamentales para que participen decididamente en el estudio y la solución tanto de los viejos problemas como de aquellos que surgen día a día.
Su campo de acción cubre la economía, la vida política, la paz y la seguridad mundial, los problemas sociales, la educación, la ciencia y la cultura, la salud, las comunicaciones, la justicia, el desarrollo y los derechos humanos, la alimentación y las migraciones, las cuestiones monetarias y los recursos financieros, el medio ambiente y otros más. Las Naciones Unidas han patrocinado igualmente la formación de organismos regionales que contribuyan al estudio y a la solución de problemas que sólo mediante la descentralización pueden ser reconocidos a tiempo y tratados en el organismo mundial. Al respecto, las Comisiones Económicas que se crearon para América Latina, Europa, África y Asia han influido con el diseño de políticas de desarrollo que se han aplicado en diferentes momentos de la historia reciente de esos continentes.

Organismos económicos internacionales
Entre las organizaciones especializadas debemos destacar dos que han desempeñado un papel destacado en la historia contempo­ránea, pues se encargaron de reconstruir económicamente las relaciones internacionales. Concebidas por los aliados para fi­nanciar la recuperación económica del mundo, fueron sustraídas al control directo de las Naciones Unidas: el Fondo Monetario In­ternacional y el Banco Mundial, aunque parte de las Naciones Unidas, no están sometidas a ella. Esta salvedad es determinante, pues da lugar a que, si bien lo asesoren, manifiesten discordia con el Consejo Económico y Social, ya desde su misma fundación.
Ambas organizaciones impulsaron la economía capitalista. Los países socialistas no se integraron a ninguna; por el contrario, condujeron las críticas provenientes de muchos países pobres del mundo que se vieron lesionados por las imposiciones financieras y que en materia de programas de desarrollo ofrecieron gran resistencia y provocaron frecuentes desórdenes políticos y sociales en el Tercer Mundo. Gracias al control casi absoluto que obtuvo el gobierno estadounidense sobre el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, el capitalismo de esa nación consolidó su posición dominante sobre otros capitalismos nacionales y sobre los países subdesarrollados.
Uno de los logros más importantes fue colocar el dólar, la moneda estadounidense, como una moneda de curso y convertibilidad mundial. Sin embargo, a raíz de la crisis económica sufrida desde 1971 por los Estados Unidos, y a la pérdida de confianza internacional —especialmente de los países europeos capitalistas— en el valor de su moneda, el dólar ha perdido ese peso adquirido como patrón internacional de cambios y enfrenta el valor de las monedas europeas y de la moneda japonesa.
Otro organismo que se creó para encauzar el comercio mundial y estudiar los problemas relacionados con el proteccionismo y las tarifas para las importaciones y las exportaciones fue el GATT, Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles. Independiente de las Naciones Unidas. El GATT se convirtió en foro e instrumento de los países capitalistas industrializados, en el cual las resoluciones y los debates se adelantaron en función de sus intereses nacionales y como bloque capitalista. Por ello, dejó de lado las recomendaciones de las Naciones Unidas y las peticiones de los países subdesarrollados, que esperaban de él una mayor promoción de los intercambios internacionales y de las producciones básicas, de las cuales dependían casi en su totalidad para impulsar su propio desarrollo social y su estabilidad política.
En términos generales podemos decir que estas tres organizaciones desempeñan un papel determinante en la historia contemporánea. Concebidas como medios de estabilización de la economía internacional y como agentes eficaces del desarrollo equilibrado y justo de la sociedad humana, salvaguardan y defienden los intereses de la economía capitalista mundial, la de las naciones industrializadas de Occidente, introduciendo desestabilización y crisis internacionales.

jueves, 14 de abril de 2011

LA INDEPENDENCIA DE LA NUEVA GRANADA

LAS CAUSAS DE LA INDEPENDENCIA

EL CONTEXTO INMEDIATO
A comienzos del siglo XIX, la situación para las colonias comen­zó a cambiar, pues desde finales del siglo XVIII se venían acu­mulando factores que fueron acelerando una nueva conciencia en los sectores criollos. En primer lugar se encontraba la Ilustración, la cual había aportado importantes ideas de igualdad y libertad. Por otro lado, los acontecimientos en Francia y Estados Unidos habían demostrado que una nación, si se lo proponía, podía lograr su independencia. Finalmente, el abuso fiscal y el centralismo de España que habían propiciado insurrecciones como la de los comuneros, ya agotaban la paciencia de los criollos. Los caminos de independencia se abrían.

EL VACÍO DE PODER
En este contexto, se presentaron otras condiciones en Europa, que favorecieron la creación de un "vacío de poder". En primer lugar, Inglaterra había entrado en una nueva era al iniciarse en sus talleres la Revolución Industrial. La invención de la máqui­na de vapor junto con el crecimiento económico, incidieron en la aparición de la industrialización masiva de productos. Para Inglaterra se hacían imprescindibles las materias primas y nuevos mercados que consumieran sus productos, por esto había coloca­do sus ojos sobre las colonias iberoamericanas. Por otra parte, Europa contempló, a comienzos del siglo XIX, el ascenso de un nuevo emperador, Napoleón Bonaparte, quien ya avanzaba en la conquista de Europa.
Napoleón ordenó la invasión de Portugal en 1807. El rey y su corte huyeron hacia la lejana colonia del Brasil, instalándose en Río de Janeiro. Sucedió lo mismo con España: Napoleón la inva­dió en 1808. Obtuvo la abdicación de su rey y nombró como nuevo soberano a su hermano José Bonaparte. De esta manera cayó la autoridad central de las colonias y se dio pie para que éstas organizaran juntas de gobierno. Se organizó entonces la Junta de Sevilla, en donde se manejaban los intereses de la España no ocu­pada.
La declaración de independencia en las colonias no sobrevino inmediatamente. Las élites criollas estaban atadas con fuertes vínculos económicos, políticos y culturales a la metrópoli, ade­más que primaban ciertos intereses de poder regional. Poco a poco se dieron cuenta, que la Junta de Sevilla no tenía inten­ciones de cambiar la situación de las colonias y más bien las disua­día a formar juntas de gobierno locales. Pero en España crecieron los conflictos internos ante el empuje napoleónico. Los criollos terminaron por constituir entonces, juntas revolucionarias, pri­mero en Caracas y Buenos Aires, y luego en el resto de las colo­nias.

INDEPENDENCIA Y PRIMERA REPÚBLICA


En la Nueva Granada la revolución libertadora estalló el 11 de  mayo de 1810 en la ciudad de Cartagena, en donde se instaló una Junta Suprema de Gobierno. La agitación se extendió por todo el país, y el 20 de julio de 1810, los delegados de la Junta de Santafé de Bogotá le exigieron al virrey la convocación de un cabildo abierto. Al negarse éste a hacerlo, la junta revoluciona­ria se reunió sin su permiso.
Lo mismo comenzó a ocurrir en las diversas ciudades, en donde se formaron juntas de patriotas que organizaron la administra­ción. A este primer período de vida independiente se le llama la primera República.
En el nuevo gobierno, organizado por los criollos, pronto se manifestaron dos tendencias: centralistas, quienes querían gober­nar con un poder central fuerte, y los federalistas, quienes pro­pugnaban por un gobierno de Estados autónomos, semejante al modelo norteamericano.
La provincia de Cundinamarca adoptó entonces, el 4 de abril de 1811, una Constitución de carácter federalista, en la que acep­taba como monarca a Fernando VII de España, siempre y cuan­do fuera liberado por los franceses. Otras provincias imitaron este modelo de Constitución, pero Tunja y Cartagena se declararon totalmente independientes de España.
Mientras tanto, Antonio Nariño inició desde su periódico La Bagatela, una enérgica campaña en contra de los federalistas. Esta continua tensión entre los dos bandos terminó generando una guerra civil entre los mismos patriotas. Las provincias recién inde­pendizadas se enfrentaron violentamente unas contra otras.

LA PATRIA BOBA
La revolución política de 1810, suscitada en las diferentes provincias del Nuevo Reino de Grana­da, pasó de ser un movimiento autonomista a una declaración absoluta de Independencia que rom­pe de manera total con el imperio español, y per­mite el ascenso al poder de los criollos granadinos. Este hecho se da en vista del vacío de poder ante la caída de la monarquía de la metrópoli, que obliga a las clases dirigentes criollas a asumirse como tales para constituir un nuevo gobierno, independiente de España.
No obstante, la inexperiencia en la construcción de modelos de gobierno, planteó una divergencia en las opiniones para organizar el Estado, lo que llevó a una serie de conflictos internos entre quienes abogaban por una idea central de Estado y los que defendían las ideas federalistas.
Los centralistas se definían en la idea política de que la soberanía es una e indivisible, que debe centrarse en un poder único. Por ello, luchaban por establecer un estado unitario que consolidara un ejecutivo fuerte que pudiese hacer frente a cual­quier reacción española. Entre sus defensores se cuenta a Antonio Nariño, conocedor de las ideas de la Ilustración y quien dio a conocer en Améri­ca la Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano. 

Los federalistas, por su parte, buscaban un go­bierno independiente de ías provincias, pero uni­das entre sí por un pacto de federación en el que atribuían al gobierno general los aspectos con­cernientes a la soberanía general.
Tomaron como ejemplo a Estados Unidos, cuyo progreso había sido alcanzado por la instauración de este sistema, y que se vio plasmado en el Acta de Federación de las provincias Unidas de la Nueva Granada, cuya base fueron los artículos de la Confederación de los trece Estados de la Unión Americana. Los ideólogos de este sistema fueron Camilo Torres y Miguel Pombo, juntos conoce­dores y partidarios de los principios y ventajas que representaba el sistema instaurado en Norteamérica.
La lucha entre estas dos corrientes ideológicas desembocó en la primera guerra civil, que se lle­vó a cabo en 1812 y 1813, y que preparó el terreno para la campaña de reconquista espa­ñola que se inició en 1815, cuando Fernando VII regresó al poder en España y su primera in­tención fue recuperar las colonias que habían de­clarado su independencia. Así, pues, se encontraron con un estado debilitado en los as­pectos políticos, económico, militar y social, lo que facilitó su incursión.

APRENDAMOS UN POCO MÁS

El regionalismo como fenómeno surgió de la configuración misma de la geografía co­lombiana, que ante la ausencia de vías de comunicación mantuvo desunidas a las re­giones y consolidó políticas aislacionistas que llevó al fortalecimiento de caudillos que en defensa de los valores sociales de las pro­vincias influyeron en los planteamientos cen­tralistas y federalistas.


LA EXPEDICIÓN PACIFICADORA
Con el regreso de Fernando VII al trono español, su intención fue recuperar las colonias que ha­bían declarado su independencia, para lo cual orga­nizó la expedición pacificadora bajo el mandato de Pablo Morillo, quien tenía en sus manos el so­metimiento de las colonias de Venezuela y Nueva Granada y defender el virreinato del Perú.
La expedición partió del puerto de Cádiz en 1815, y desde la ciudad de Santa Marta se organizó lo que sería la reconquista de Nueva Granada, em­pezando con el sitio de Cartagena, que resistió por espacio de 106 días, al cabo de los cuales cayó y se inició la incursión hacia el interior del país y la instauración del llamado Régimen del terror dirigido por Pablo Morillo.
Poco a poco se invadió el territorio con tropas organizadas que se adentraron por el Chocó al mando de Julián Bayer; por el río Magdalena, con Donato Santacruz; por el Cauca y Antioquia, con Francisco Warleta; y por Ocaña, bajo el man­do Miguel de la Torre.
Bajo el Régimen del terror fueron fusilados más de 150 figuras de la revolución neogranadina, entre quienes se cuentan Camilo Torres, Fran­cisco José de Caldas, Joaquín Camacho, JorgeTadeo Lozano y Policarpa Salavarrieta, entre otros. También fueron instalados tres consejos o tribunales cuyo fin era condenar a los patriotas, ya fuese a la pena de muerte o a cualquier otro castigo por el delito de insurrección y rebeldía.
Es importante tener en cuenta que, aunque en un principio el Régimen del terror había conta­do con la simpatía de cierta parte de la pobla­ción granadina, ésta poco a poco se fue desvaneciendo y convirtiendo en odio hacia la incursión realista, pues la atrocidad con que se adelantó lo que podría llamarse el exterminio criollo, suscitó un sentimiento antiespañol que se afianzó en la conformación de guerrillas po­pulares y, finalmente, en la irrupción del ejército libertador.
No obstante, la Nueva Granado fue erigida como virreinato y se encargó de su administración a Francisco Montalvo, quien no estuvo de acuerdo con el régimen instaurado por Morillo y re­nunció; en su lugar fue nombrado el último vi­rrey de la metrópoli, Juan Sámano, quien prosiguió con las ejecuciones de todos aquéllos que se opusieran a la causa de la Corona es­pañola.

AMPLIEMOS NUESTRO CONOCIMIENTO
CON EL PROFESOR SÚPER O

¿QIÉNES ERAN LOS CRIOLLOS EN LA COLONIA?

QUIÉN FUE ANTONIO NARIÑO?

¿QUÉ TIPO DE INDEPENDENCIA FUE EL 20 DE JULIO?

¿QUIÉN GOBERNÓ DURANTE LA INDEPENDENCIA?

¿QUÉ HIZO LA POLA PARA APARECER EN UN BILLETE?

¿Por qué llamaron a Colombia la Patria Boba?

miércoles, 13 de abril de 2011

LOS CHIBCHAS

La palabra chibcha se refiere a una lengua que compartían los muiscas y los taironas. Los nombres de muchas poblaciones cundiboyacenses son de origen chibcha, tales como: Bogotá, Chía, Fusagasugá...

ESPACIO GEOGRÁFICO

Habitat de los muiscas
Los muiscas habitaron las tierras medias y altas de la cordi­llera oriental, en una extensión de aproximadamente 30.000 km2, cuyas partes más fértiles pertenecían a la saba­na de Bogotá, y a los valles de Ubaté y Chiquinquirá.
La altura media de estos lugares es de unos 2500 m sobre el nivel del mar, y poseen un clima fresco y sano.
En estas altiplanicies andinas se encuentran numerosas lagunas, entre las que sobresalen, la de Fúquene y la de Tota. También merecen mencionarse las de Guatavita, Siecha y Suesca. Los muiscas consideraban las lagunas como sagradas y junto a ellas ofrecían regalos y oraciones a sus dio­ses.
Según las crónicas de los conquistadores, a su llegada a la sabana de Bogotá la población aborigen era muy numerosa. Sin embargo, los estudios actuales de la cultura muisca no logran ponerse de acuerdo sobre el número; unos hablan de 2.000.000 y otros de sólo 300.000 indígenas.

Hábitat de los taironas
Los taironas vivieron, y algunos de sus descendientes toda­vía lo hacen, en medio de un gran conjunto de altas mon­tañas, llamadas Sierra Nevada de Santa Marta, que están ubicadas en las orillas del océano Atlántico.
En esta región se dan todos los climas: desde el ardiente, en las orillas del mar, hasta las nieves perpetuas en los picos más altos, los cuales llegan a alturas de 5775 m sobre el nivel del mar y son los más altos del país.
La mayoría de la población se ubicó entre los 900 y los 2000 m sobre el nivel del mar, debido a la suavidad del cli­ma y a la variedad de productos de la tierra.
Pero así como la sierra le ofreció a los taironas variedad de climas y una tierra fértil, también les impuso dificultades debido a lo escarpado y abrupto del terreno, lo que les obli­gó a realizar un gran esfuerzo para poderse adaptar al medio.
Según las crónicas de los conquistadores, la cantidad de habitantes que ocupó la Sierra Nevada de Santa Marta fue muy numerosa.
Esta versión ha sido confirmada con el hallazgo de ruinas de más de doscientas poblaciones, siendo las más destacadas Buritaca, más conocida como Ciudad Perdida.

ORGANIZACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA

Los muiscas
Los muiscas estaban divididos en dos grandes grupos o fede­raciones de aldeas, cada una bajo el mando de un jefe supre­mo. Una federación tenía su sede en Bacatá (Bogotá) y su jefe recibía el nombre de Zipa. La otra federación tenía su sede en Hunza (Tunja) y su jefe recibía el nombre de Zaque.
Los caciques, o jefes de cada poblado, tenían ciertos privi­legios frente a los demás miembros de la comunidad. Jerárquicamente le seguían los jeques o sacerdotes; los gue-chas o guerreros que se habían distinguido por su valentía y los pregoneros, quienes servían de intérpretes en las rela­ciones con otras comunidades indígenas.
El resto de la población se dedicaba a las labores del campo, a la artesanía y la minería de la sal y de las esmeraldas.
La economía se basó en la agricultura. Los principales pro­ductos agrícolas muiscas fueron el maíz y la papa. Cuando las cosechas eran abundantes y estaba asegurado el susten­to, se dedicaban a actividades artesanales y artísticas.

Los taironas 
Cada poblado tenía un cacique que a su vez dependía de otro cacique principal. Los más importantes fueron ios caci­ques de Bonda y Pocigueyca, que eran centros administra­tivos con poder sobre las demás comunidades taironas.
Al mismo nivel social de los caciques estaban los naomas o sacerdotes, con poder político y religioso. Los guerreros que se distinguían por su fiereza en el combate recibían el nom­bre de manicatos y ocupaban un lugar destacado.
La economía tairona se basaba en la agricultura. Es de admi­rar la técnica de terrazas que desarrollaron los taironas para poder cultivar en las faldas de las montañas. Aunque los productos agrícolas eran muy variados, el más importante fue el maíz.
La actividad artesanal también ocupó un lugar importante, destacándose el trabajo con el oro, la talla de piedra y la cerámica.
El intercambio de productos entre las aldeas de la Sierra era muy intenso, y se facilitó gracias a los caminos de piedra que las comunicaban entre sí. Este comercio era principalmen­te de productos agrícolas, sal y pescado, por manufacturas como mantas, objetos de oro y tallas en piedra. La actividad comercial la desarrollaron incluso con otros pueblos como los muiscas.

RELIGIÓN Y CULTURA

Religión
Los muiscas y los taironas eran politeístas, es decir, ren­dían culto a varios dioses.
En la cultura muisca el poder espiritual lo tenía el cacique de Sogamoso. Igualmente existían los jeques o sacerdotes cuya autoridad había sido recibida de Bochica, el dios civi­lizador.
Los principales dioses de los muiscas fueron; Xué o Sué, que representaba al Sol; Chía o Huitaca, a la Luna; Bachué era la madre de la humanidad y Cuchaviva, el arco iris.
Los principales ritos los celebraban en las lagunas, muy numerosas en la altiplanicie cundiboyacense, tales como las de Fúquene, Tota, Siecha, Sesquilé y principalmente la de Guatavita. Los muiscas consideraban las lagunas como sagradas y en ellas depositaban regalos y oraciones.
También tuvieron templos importantes como el de Sugamuxi o Sogamoso.
Entre las costumbres funerarias de muiscas y taironas esta­ba la de enterrar a sus muertos ataviados con abundantes objetos de oro. Por este motivo, desde la Conquista hasta nuestros días, sus tumbas han sido saqueadas. A tal punto que la poca orfebrería que se exhibe en los museos, es adqui­rida a través de los buscadores de tesoros o "guaqueros".

Ciencia y cultura
La dependencia casi exclusiva de las actividades agrícolas y su permanente contacto con la tierra, facilitó el que los muis­cas adquirieran conocimientos prácticos para una mejor explotación de ésta. Aprendieron a percibir la importancia de los cambios de luna y los ciclos de lluvia y de sequía.
A partir de estas prácticas llegaron a conocer la astronomía, la meteorología y alcanzaron a elaborar un calendario.
Los artesanos muiscas se destacaron en la elaboración de objetos de oro, arte que se denomina orfebrería, y también en la elaboración de tejidos de algodón, y en la cerámica.
Por su parte, los taironas desarrollaron el sistema de cultivo en terrazas para cultivar en las faldas de las montañas sin erosionarlas.
De igual manera fueron los más avanzados de Colombia a nivel arquitectónico. Construyeron ciudades unidas por caminos y escaleras de piedra con sistemas de canalización de aguas. Fueron, además, excelentes artesanos.

AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XX

América Latina durante la primera mitad del siglo 20 . Desde principios del siglo 20, los sistemas sociales, económicos y culturales...