Áreas
de colonización
Desde
que se inició la colonización del territorio de la Nueva Granada en el siglo
XVI, los españoles habían ocupado las zonas en donde se habían desarrollado las
comunidades indígenas más importantes. Por este motivo el asentamiento español
se produjo básicamente en la región de los Andes.
En
1778 el virreinato de la Nueva Granada estaba conformado por los territorios
correspondientes a lo que es hoy Colombia, Panamá, Ecuador, Venezuela y varias
islas del Caribe. En el censo que se hizo ese mismo año, se estimó la
existencia de 558 pueblos, en su mayoría muy pequeños. La capital del
virreinato, Santafé de Bogotá, contaba en aquel entonces con 30.000 habitantes.
El virreinato en su totalidad, alcanzaba los 826.550. De éstos, 277.068 eran
blancos; 368.093 eran mestizos; 136.753 eran indígenas y 44.636 esclavos negros.
Desde
esta época, la accidentada geografía del país tuvo gran influencia en nuestra
configuración política. A continuación, señalaremos las regiones culturales más
significativas del virreinato de la Nueva Granada.
•
La costa Atlántica. Esta región fue muy importante para los españoles debido a
su estratégica posición sobre el Caribe. Por esta razón Cartagena se convirtió
en uno de los puertos más importantes de las colonias. Prácticamente la única
vía de acceso al interior del país era el río Magdalena, y, aun así, las
comunicaciones se dificultaban mucho. Los Andes no facilitaron el transporte de
mercancías ni el tránsito de pasajeros. Un viajero podía tardar cerca de un mes
viajando de Cartagena a Santafé.
•
Los Andes centrales. Fue el lugar en donde se llevó a cabo la mayor parte de la
actividad colonizadora. Esta se realizó desde los Andes venezolanos hasta la
región del Valle del Cauca. Aunque los asentamientos generalmente se dieron
sobre los valles, hubo regiones como el Quindío que tuvo poca presencia
española. La mayor parte de las ciudades de esas regiones, crecieron de acuerdo
con la intensidad de la actividad comercial, agrícola y minera.
•
Del Valle del Cauca hacia el sur se extendía la gobernación de Quito, la cual,
junto con la gobernación de Venezuela, mantuvieron una relativa independencia
con respecto al poder central de Santafé, en buena parte debido a la
accidentada geografía y a las dificultades que ofrecían las comunicaciones.
•
Los Llanos y la Orinoquia. Uno de los factores sobresalientes del siglo XVIII,
fue la lenta colonización y población de los Llanos Orientales y la Orinoquia.
Estas regiones se emplearon como fronteras agrícolas y ganaderas
fundamentalmente.
El
dominio colonial
España
consolidó su dominio sobre el territorio que corresponde a la actual Colombia
mediante un conjunto de campañas militares que so-metieron a las comunidades
indígenas.
La explotación de mano
de obra indígena
Con
la intención de afianzar su dominio sobre la colonia, los españoles crearon
varias estrategias para explotar la mano de obra de los indígenas. Por ello,
aparte de la esclavitud, establecieron tres instituciones:
•
La encomienda: consistía en encomendar o encargar un grupo de indígenas a un
conquistador español, para que los evangelizara, es decir, que los educara en
la fe cristiana. A cambio, él exigía de los indios un tributo o pago en
productos agrícolas y en metales, además de servicios personales.
•
Los repartimientos o mita: surgió hacia mediados del siglo XVI. A través de
ella, un grupo de indígenas eran enviados durante algunos meses para que
cumplieran trabajos pesados en regiones lejanas al lugar de origen. Allí se
dedicaban a la minería, la pesca de perlas o los cultivos y la ganadería en las
haciendas.
•
El concierto agrícola: fue un sistema de alquiler de indígenas en el que los
medianos propietarios contrataban temporalmente el trabajo de los indígenas
para las labores agrícolas. Esta práctica disminuyó en el siglo XVII debido a
la llegada de esclavos africanos.
Ausencia de poder
A
mediados del siglo XVI la corona española enfrentó tres problemas:
•
Los funcionarios reales fueron incapaces de establecer límites para el poder y
riqueza que acumularon los conquistadores.
•
Algunos sectores de la Iglesia, liderados por el fraile dominico Bartolomé de
las Casas, se opusieron a la esclavitud de los indígenas.
•
Se presentó una rápida disminución de la población indígena debido al choque
producido por las enfermedades traídas por los europeos y las largas jornadas
de trabajo impuestas.
Ante
estas situaciones la Corona buscó aumentar su autoridad sobre las colonias,
para ello Carlos V decretó, en 1542, las Nuevas Leyes de Indias, las cuales
limitaron la sobre explotación de los indígenas, su uso como mano de obra
esclava y el aumento de las encomiendas. Además, se creó la figura del
Visitador para investigar a los funcionarios más importantes.
Sin
embargo, la implementación de estas normas fue muy reducida o nula porque las
autoridades coloniales no disponían de administradores que los apoyaran y
tampoco de una fuerza armada.
Por
su parte, los encomenderos estaban armados, eran más numerosos y se unieron
para oponerse a las leyes que afectaban sus intereses.
La
organización territorial
Durante
la Colonia, el territorio conquistado fue organizado de tal manera que se
fortaleciera el control político de la Corona y la estratificación social.
Entre
las principales unidades administrativas estuvieron: la Real Audiencia, las
gobernaciones, las ciudades, las villas, las parroquias y los pueblos de
indios.
La Real Audiencia de
Santafé: El
territorio del Nuevo Reino de Granada hacia parte del Virreinato del Perú, pero
dependía jurídicamente de la Real Audiencia de Santo Domingo.
Sin
embargo, la distancia de la colonia con ese tribunal hacía difícil el control
de los funcionarios reales y de los encomenderos. Por ello, en 1550 se creó la
Real Audiencia de Santafé, esta autoridad buscó consolidar el gobierno de la
Corona sobre las gobernaciones de Santa Marta, Cartagena, Popayán y el Nuevo
Reino.
La
Audiencia de Santafé existió hasta 1740 y cumplió tres funciones: la primera
fue ser un órgano consultivo que comunicaba al rey, o al virrey, los problemas
que atravesaban sus jurisdicciones y daba su opinión para que se tuviera en
cuenta y se juzgara su conveniencia; la segunda, fue servir como órgano de
gobierno, dado que sus presidentes se ponían de acuerdo con los virreyes o
gobernadores para decidir sobre asuntos importantes; por último, tenía una
función judicial, por lo que sus oidores estaban obligados a hacer cumplir las Leyes
de Indias. Desde 1536 se instauró la Presidencia, como una institución con
responsabilidades de gobierno, mientras que los oidores o jueces de la Real
Audiencia mantuvieron sus funciones judiciales.
Las gobernaciones: Eran unidades
administrativas que se encontraban bajo la autoridad de un gobernador, quien se
encargaba del cobro de impuestos y la realización de obras públicas. Cada
gobernación se dividía en municipios, y cada uno de estos estaba dirigido por
un ayuntamiento o cabildo, a su vez conformado por regidores. Las gobernaciones
que existieron en la Nueva Granada durante la Colonia fueron: Santafé,
Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Caracas, Guayanas, Antioquia, Popayán y San
Francisco de Quito.
Las ciudades: Estos lugares
funcionaron como lugares de protección y aprovisionamiento durante la
Conquista. Posteriormente, se convirtieron en centros de intercambio comercial
y cultural. Además, en ellos se establecieron los organismos civiles y
eclesiásticos más importantes de las provincias. Desde el punto de vista
arquitectónico, las ciudades colonia-les adoptaron el patrón romano, es decir,
tenían forma de cuadrícula. Las calles debían ser anchas, rectas y de una misma
medida. Además, la ciudad se encontraba dividida en cuarteles o barrios.
Las villas: Fueron
asentamientos intermedios que superaban a las parroquias y pueblos de indios,
pero que no llegaban a ser consideradas como ciudades. Sus habitantes eran
conocidos como villanos o vecinos, cuya condición social era inferior a la de
los nobles y a la de los clérigos.
Las parroquias: Eran pueblos
ubicados lejos de las ciudades, cuyos pobladores eran blancos y mestizos. Los
habitantes de las parroquias tenían la obligación de construir una iglesia en
un territorio autorizado previamente, además debían dotarla y mantener al
párroco.
Los pueblos de indios: Entre las
décadas de 1570 y 1620, las autoridades coloniales ordenaron que los indígenas
dispersos en terrenos aislados o comunidades peque-ñas fueran congregados en
pueblos de indios. Con esta medida se esperaba facilitar el control y el
proceso de evangelización de los nativos.
Además,
con la creación de esta unidad administrativa y territorial la Corona trató de
evitar la convivencia conjunta de indígenas y españoles, pero esto no funcionó
porque muchos españoles y mestizos se asentaron cerca a estos pueblos y se
casaron o establecieron relaciones con mujeres indígenas, de forma tal que,
tras varias décadas, estos pueblos terminaron albergando población mestiza.
Los
pueblos de indios tuvieron un trazado en cuadrícula y las tierras que se les
asignaron se denominaron resguardos. Tales tierras fueron de propiedad comunal
y la comunidad no podía venderlas. Pese a esto, los indígenas, por varios años,
se resistieron a dejar sus espacios tradicionales para asentarse en estos
pueblos y, por ello, las autoridades los obligaron a vivir allí mediante la
fuerza.
La
economía colonial
La
base de la economía colonial estaba constituida por tres actividades: la
minería, la agricultura y el comercio.
La minería: El principal
metal de explotación durante la Colonia fue el oro, que llegó a ser el producto
de exportación más importante de la Nueva Granada hacia la metrópoli.
Durante
la Colonia, la búsqueda y extracción de metales preciosos produjo la
movilización de la población española, indígena y esclava hacia nuevas zonas de
colonización. Por ello, se crearon los Reales de Minas, enclaves mineros de excavación
y cultivo, y los primeros Distritos mineros, es decir, regiones que agrupaban Reales
de Minas. En ellos, las formas de explotación eran las de aluvión, que se
realizaba a las orillas de los ríos, y la de vetas, que se hacía al interior de
las montañas.
Los
Reales de Minas se localizaron al oriente, al centro y al occidente. Al oriente,
se encontraban los de Pamplona y Vélez. En el centro, el de Antioquia,
Buriticá, Cáceres, Santa Fe, Zaragoza, Remedios y Mariquita. Al occidente, se
formó el del río Cauca compuesto por Arma, Anserma y Cartago; las poblaciones
de Novita y Tadó reunían las explotaciones de Chocó; y Cali y Popayán recogían
la producción de la costa del Pacífico.
La posesión de la
tierra y la agricultura: La adjudicación de la tierra era un proceso que
pasaba por relaciones de poder o privilegio. En un principio, la Corona otorgaba
las tierras a los encomenderos. Posteriormente, las autoridades locales de la
presidencia, las gobernaciones y las ciudades adjudicaban las tierras a los
vecinos. En este repartimiento, los indígenas fueron despojados poco a poco de
sus posesiones, centralizados en los resguardos y utilizados como mano de obra en
labores agrícolas y ganaderas.
La
producción agropecuaria de estas tierras abastecía a las ciudades y a los
Reales de Minas.
La
disminución de la mano de obra indígena y el crecimiento poblacional de las
ciudades obligó a los cabildos a adjudicar tierras a los vecinos, que dieron
origen a las dos principales unidades productivas: la estancia y la hacienda.
-
Estancias. Eran extensiones de tierra cercanas a las propiedades de los encomenderos.
Las estancias abastecían las ciudades y los centros mineros de carne cuando la
estancia era principalmente ganadera y, en menor medida, de cebada, trigo y
otros cereales cuando la estancia era agrícola.
-
Haciendas. Eran unidades de producción económica y social con gran autonomía.
Se especializaron en ciertos períodos y zonas geográficas: en la gobernación de
Cartagena, la zona del Alto Magdalena y los Llanos Orientales se dedicaron a la
ganadería; en el altiplano Cundiboyacense, se especializaron en el cultivo de
cebada y trigo, así como la ganadería en pequeña escala; y en el Valle del
Cauca, eran grandes plantaciones de caña de azúcar y haciendas ganaderas.
El comercio: La modalidad
más desarrollada de comercio fue el comercio exterior, el cual era regido por
el monopolio que mantenía la Corona sobre las colonias. Estas debían comerciar
solo entre ellas y les quedaba prohibido hacerlo con potencias extranjeras. En
el Nuevo Reino Granada, los puertos autorizados para esta actividad eran los de
Cartagena y Santa Marta. Por ellos, ingresaban paños, telas, vinos, harinas, hierro,
aceites y otros productos, al tiempo que enviaban oro y piedras preciosas para
España. Los rígidos controles comerciales incentivaron el contrabando en las
fronteras del Nuevo Reino.
La
actividad de los comerciantes del interior del Nuevo
Reino
de Granada permitía a diferentes zonas alejadas integrarse a los circuitos
comerciales. Se destacaban dos tipos de comerciantes: los mercaderes de
carrera, que efectuaban el comercio a grandes distancias y tenía contactos en
España y los puertos granadinos, y los tratantes, que compraban mercancías a
los mercaderes de carrera y eran especialistas en el comercio a escala regional
y local.
La esclavitud durante
la colonia: La
trata masiva de esclavos negros comenzó a finales del siglo XVI. Anteriormente,
entre 1510 y 1595, la Casa de Contratación autorizaba Licencias o permisos de
importación de pequeños grupos de esclavos negros a exploradores,
conquistadores, funcionarios reales, comerciantes y empresarios mineros. Luego
de 1595, el tráfico de esclavos negros se intensificó por el hallazgo de nuevas
minas y la disminución de la población indígena. Por ello, la corona española
aplicó el modelo de asientos, que consistía en entregar el monopolio de la
trata de esclavos a compañías europeas en dos fases: en la primera, entre 1595
y 1689, le fueron otorgados asientos a las compañías portuguesas; en la segunda,
desde 1689 a 1789, la trata de esclavos le fue autorizada también a compañías inglesas,
francesas y holandesas.
Para
1789, debido a la demanda de los colonos, la corona española liberó el comercio
de esclavos. En los puertos se establecieron puntos de compra y venta de negros
esclavos, los cuales eran adquiridos a precios altos, según la apariencia
física del individuo.
En
el Nuevo Reino de Granada, el principal puerto de recepción de esclavos fue
Cartagena. Desde allí, posteriormente se enviaban a los virreinatos de Nueva
España (actual México) y Perú, a las islas del Caribe y al interior del Nuevo
Reino de Granada, principalmente a los Distritos Mineros de Antioquia y Chocó.
Los esclavos fueron ocupados no solo en minería, también en tareas agrícolas,
ganaderas, artesanales y servicios domésticos.
Las
duras condiciones de trabajo que padecían los esclavos, además de producir su
muerte, motivaron numerosas rebeliones y fugas de los esclavos. Aquellos que
conseguían escapar conformaban palenques o lugares de negros libres.
Estos
solían enfrentarse a las autoridades coloniales por defender su autonomía y
libertad.
La
Iglesia católica
Durante
la conquista y la colonia, la Iglesia y la monarquía española llegaron a un
acuerdo mutuo. Por un lado, la corona española obtuvo la autonomía para nombrar
obispos y recaudar el diezmo para el sostenimiento del culto.
Asimismo,
la monarquía se comprometió a evangelizar y convertir a los indígenas al
cristianismo. Este sistema recibió el nombre de Patronato Regio.
La
función de la Iglesia en el Nuevo Reino de Granada fue evangelizar. Cada
expedición llevaba consigo un fraile, encargado de enseñar a los indígenas el
evangelio y convertirlos al catolicismo. Con este objetivo, arribaron a la
Nueva Granada franciscanos, agustinos, jesuitas y dominicos junto con los
conquistadores.
Con
el tiempo, varias comunidades religiosas se distinguieron por su afán de crear
instituciones de enseñanza y evangelización. La compañía de Jesús fundó el
colegio de San Bartolomé y sentó las bases para la creación de la actual Universidad
Javeriana. Los jesuitas organizaron misiones de evangelización en zonas de
fronteras, creando grandes haciendas ganaderas en los Llanos Orientales. En el
año de 1580, los dominicos fundaron la Universidad Santo Tomás.
Otras
comunidades, como las de los agustinos y franciscanos, tuvieron a su cargo la
evangelización de los indígenas en zonas retiradas de los centros urbanos.
Las
actividades artísticas
El
arte desarrollado en el Nuevo Reino de Granada tuvo una indudable influencia
europea, aunque algunos elementos indígenas también se hicieron presentes en la
inspiración de pintores, músicos, escultores y arquitectos. Durante el período
colonial, el pintor más conocido fue Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, quien
trabajó sobre la base de las técnicas europeas y se inspiró en motivos religiosos.
Entre
sus pinturas se destacan: La visión de San Antonio, El Juicio Final, Los
desposorios de Santa Catalina y el San Agustín, que actualmente se encuentra en
el Museo Colonial.
La
música que se compuso en el Nuevo Reino de Granada fue esencialmente religiosa
y propia de los salones de baile europeos. Sin embargo, la diversidad racial se
mezcló con los aires musicales indígenas y negros.
En
la literatura colonial se destacaron los relatos de los cronistas. Juan de
Castellanos quien narró la conquista
de
la Nueva Granada a través de la obra Elegías de varones ilustres de indias. Por
su parte, Juan Rodríguez Freile describió la sociedad de Tunja y Santa Fe en su
obra El Carnero.
Además,
se destacan Afectos espirituales, escrita por la madre Josefa del Castillo y la
Historia General del Nuevo Reino de Granada de la autoría de Lucas Fernández de
Piedrahita.
El
Virreinato de la Nueva Granada
El
siglo XVIII fue un período de reformas para España y las colonias americanas.
En Europa, luego de la Guerra de Sucesión ocurrida entre 1701 y 1713, la
dinastía de los Borbones ascendió al gobierno español, estableció una serie de
reformas administrativas, económicas y políticas en sus colonias. Algunas de
estas, determinantes para el Nuevo Reino de Granada, fueron la creación del
Virreinato del Nuevo Reino de Granada en 1719 y el establecimiento de las
reformas borbónicas.
La creación del
virreinato: Por
medio de la Real Cédula del 29 de abril de 1719, la corona española creó el
Virreinato del Nuevo Reino de Granada o Virreinato de la Nueva Granada. Esto
hacía parte de las medidas que había tomado el gobierno monárquico para
controlar este territorio, en el que imperaba un gran desorden administrativo y
prevalecían los intereses privados de los funcionarios coloniales. Este
desorden político ocasionó un incremento del contrabando y la piratería, por
ello se intensificó el control militar sobre el mar Caribe. Además, detrás de
la creación del virreinato, hubo también intereses económicos de la Corona, que
creía en el aumento de la explotación del oro en Chocó para suplir la pérdida
por la disminución de la producción de plata en los virreinatos de Nueva España
y Perú.
El
nuevo virreinato tenía un área de 2.600.000 km2 y comprendía las provincias de
Santa Fe, Cartagena, Maracaibo, Santa Marta, Caracas, Guayana, Popayán,
Antioquia y Quito. Su capital fue Santa Fe, pero esta designación entró en
disputa con los españoles y criollos residenciados en Cartagena que pedían que
esta ciudad fuera la capital, argumentando su importancia comercial y militar.
Pese
al interés de la corona española por crear el virreinato, la situación política
y económica permaneció igual. Además, recibió críticas de las autoridades y los
criollos que lo consideraban un gran gasto. Por estas razones, en 1723, la Real
Cédula suprimió el virreinato del Nuevo Reino de Granada y restableció la Presidencia.
La
consolidación del virreinato
El
20 de agosto de 1739 la corona española restableció el virreinato de la Nueva
Granada. A las razones expresadas dos décadas antes, se sumaron factores como el
desarrollo económico y la protección de los indígenas. Bajo la jurisdicción del
virreinato se encontraban Panamá y las provincias de Cartagena, Popayán, Santa Marta,
Antioquia, Guayana, Maracaibo, Caracas y las islas de Trinidad y Margarita. En
1742, Caracas o Provincia de Venezuela se independizó del Virreinato.
Las
reformas borbónicas
A
comienzos del siglo XVIII, el rey de España, Carlos II, perteneciente a la
dinastía de los Austrias, murió sin dejar descendencia para el trono.
Felipe
de Anjou, nieto del rey de Francia y también familiar de Carlos II, exigió ser
el nuevo rey. Las autoridades españolas decidieron concederle la corona con el
título de Felipe V de España. Con su gobierno se dio inicio a la dinastía de
los Borbones.
Durante
el siglo XVIII, los reyes Borbones tomaron una serie de medidas
administrativas, económicas y políticas en todas sus posesiones. Estas tuvieron
como objetivo regular el comercio intercolonial y el de las colonias con la
metrópoli; fomentar la explotación y producción de materias primas en América
para vincularlas al comercio marítimo; consolidar la autoridad del rey sobre
sus colonias de ultramar y reorganizar el sistema de impuestos para hacerlos eficientes.
Las reformas borbónicas, como fueron conocidas estas medidas, buscaban también
recaudar
recursos para solventar las guerras que España mantuvo con las potencias
europeas.
En
el virreinato de la Nueva Granada, las reformas borbónicas se aplicaron bajo
tres aspectos:
■
Aspecto político. La Corona nombró la figura del regidor que tenía más poder
que el virrey y los oidores. Los virreyes y los regidores, buscando reducir la
corrupción y la inoperancia administrativa, disminuyeron la participación de
los criollos en las audiencias y la administración colonial. Además, nombraron
nuevos oidores que no tuvieran nexos con las elites criollas.
■
Aspecto económico. La Corona buscó aumentar y regular la recolección de
impuestos, por lo que tomó medidas para evitar su evasión.
Además,
estableció monopolios sobre el cultivo y comercialización del tabaco y decretó
impuestos al estanco de aguardiente.
■
Aspecto comercial. Para combatir el contrabando, el rey Carlos III autorizó el
libre comercio entre los vecinos de origen español. Así, se establecieron
puertos de librecambio tanto en España como en América. En el virreinato del
Nuevo Reino de Granada, se autorizó a Santa Marta y Riohacha para desarrollar
esta actividad.
Pese
a que las reformas borbónicas tuvieron un impacto beneficioso en las arcas de
la Corona, despertaron el rechazo de los habitantes de las colonias. En primer
lugar, la exclusión de los cargos públicos disgustó a los criollos que querían
ascender en el gobierno colonial. De la misma forma, los altos impuestos que
debían pagar los sectores bajos de la sociedad, provocaron múltiples revueltas
en contra de las medidas, mas no contra la autoridad real, como sucedió durante
el movimiento comunero de 1781.
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