La Revolución rusa
La
Revolución rusa fue uno de los procesos históricos más importantes del siglo XX
porque los bolcheviques al llegar al poder crearon una nueva forma de
organización política, económica, cultural y social que despertó el interés
entre los obreros y los sectores populares de todo el mundo.
Antecedentes
Rusia,
para finales del siglo XIX, era un país con una economía mayoritariamente
agrícola y con una incipiente industrialización que dependía del capital
extranjero. Además, los campesinos y el naciente proletariado tenían pocas posibilidades
de ascenso social porque la sociedad era estamental y su régimen político era
una autocracia dirigida por el zar y respaldada por la burocracia, la nobleza
terrateniente y la Iglesia ortodoxa.
Sin
embargo, de forma gradual surgió una demanda popular por mejores condiciones de
vida, esto llevó a que en 1898 surgiera el Partido Obrero Social-demócrata que
reunió a muchos opositores del gobierno zarista. Luego, en 1903, el Partido se
dividió en dos facciones: los mencheviques, interesados en reformas moderadas,
y los bolcheviques, que siendo partidarios de las ideas de KarI Marx querían
una revolución social para instaurar un gobierno comunista.
La Revolución de 1905: Luego de la derrota de Rusia en la guerra con Japón (1904-1905), estalló la llamada Revolución de 1905. Ante las revueltas, el zar Nicolás II aceptó establecer una monarquía parlamentaria, asegurando que gobernaría con la Duma o Parlamento sobre la base de una Constitución. Sin embargo, en la práctica, el zar mantuvo un gobierno absoluto. Por su parte, sectores populares se organizaron en los soviets, que eran consejos locales de trabajadores.
La Revolución de 1917: El
ingreso de Rusia a la Primera Guerra Mundial en 1914 generó una crisis social
porque la imposición de la economía de guerra causó el desabastecimiento de la
población civil, al tiempo que las continuas derrotas en el Frente Oriental ocasionaron
la deserción y la insubordinación de las tropas. Ante esto, en febrero de 1917,
se produjo una huelga en todas las fábricas del país con el apoyo de las
fuerzas militares, por ello, se formó un gobierno provisional liderado por
Alexander Kerenski y, en marzo, el zar Nicolás II abdicó.
No
obstante, el nuevo gobierno no pudo resolver la crisis económica y mantuvo al
país en la Guerra, entonces los bolcheviques bajo el liderazgo de Vladimir
Ilich Uliánov, conocido como Lenin, obtuvieron el apoyo popular con la consigna
"Pan, paz y tierra" y se tomaron el Palacio de Invierno de San Petersburgo
entre el 24 y el 25 de octubre.
El Soviet de Comisarios del Pueblo, conformado
por Lenin y otros revolucionarios como León Trotski, Alekséi Rikov, Anatoli
Lunacharski y Joseph Stalin, tomó el poder y organizó un nuevo gobierno que
decretó el reparto de tierras entre los campesinos y el retiro de Rusia de la
guerra a través del Tratado de Brest-Litovsk (1918) con Alemania, que significó
grandes pérdidas territoriales para Rusia.La Europa de la posguerra
La
década de 1920 fue una época de luces y sombras. En un principio, se sufrió
inestabilidad económica, debido a la recuperación de los países europeos tras
la I Guerra Mundial, y subsistieron las tensiones entre Francia y Alemania.
Pero a partir de 1924, la economía pareció mejorar y se creó un clima de
entendimiento entre las potencias. Esta prosperidad llegó a su fin con la
Crisis de 1929 que desestabilizó la economía a escala mundial.
La Crisis y la recuperación de Europa
Tras
la Primera Guerra Mundial, la hegemonía europea quedó debilitada por la
destrucción causada por el conflicto. Mientras tanto, Estados Unidos con su
industria intacta, la mitad de las reservas mundiales de oro y su condición de
principal acreedor de casi todos los países europeos se perfiló como la mayor
potencia mundial. Además, Japón y la Unión Soviética se volvieron potencias
regionales en ascenso.
Desde
1920, los países europeos buscaron reconstruir sus industrias y para ello,
adoptaron políticas proteccionistas que les permitieron reducir sus importaciones
de productos norteamericanos. Esto causó la reducción del comercio mundial y
por ello, se presentó sobreproducción en Estados Unidos. Esto tuvo efectos como
la disminución de los precios de los productos y varias monedas europeas antes
estables, como el franco, la libra esterlina y el marco alemán perdieron su
valor. Además, la imposibilidad de Alemania de pagar las reparaciones de guerra
hizo que, entre 1923 y 1924, los ejércitos de Francia y Bélgica ocuparan la
región alemana del Ruhr.
Entre
1924 y 1928, la producción mundial parecía volver a la normalidad, por lo que
aumentaron los movimientos bancarios, sin embargo, Europa, no se había
recuperado totalmente: Alemania sufría la hiperinflación del marco y la confianza
en el sistema de mercado capitalista menguada.
Entonces,
los Estados Unidos y sus aliados, con el fin de estabilizar el comercio
mundial, crearon en 1924 el Plan Dawes, según el cual:
• Estados
Unidos concedió créditos a Alemania con el fin de reactivar su economía para
que pudiera pagar las reparaciones de guerra.
• Los
alemanes se comprometieron a usar los ingresos de los impuestos al con-sumo, de
las aduanas y del sistema ferroviario para pagar las reparaciones.
• El
dinero de las indemnizaciones sería usado por los Aliados para pagar las deudas
que adquirieron con Estados Unidos durante la guerra.
• Francia
y Bélgica terminarían con su ocupación del Ruhr.
La
aplicación de este plan ayudó a que, en el período de 1924 a 1928, la producción
y el comercio mundial se restablecieran logrando que las principales economías
mundiales volvieran a crecer. Por ello, en Estados Unidos los bancos otorgaron
créditos con el fin de fortalecer el consumo y se creó el sistema del pago a
plazos. Todo esto permitió que las personas pudieran adquirir
electro-domésticos, automóviles y otros productos a crédito. A este período de
euforia consumista, varios historiadores lo han llamado "los felices años
20".
Muchas
personas y empresas usaron el dinero prestado por los bancos para comprar acciones
en la Bolsa de Valores, que en ese momento ofrecía altos rendimientos, en lugar
de invertir en actividades productivas.
La crisis económica
A
finales de los años veinte, la economía estadounidense presentaba altos niveles
de especulación financiera que no tenían respaldo en la economía real o
productiva, por esto cuando se presentaron fuertes bajas en la Bolsa de Valores
de Nueva York el pánico se apoderó de los pequeños inversionistas, quienes
empezaron a vender sus acciones. Esto hizo que ocurriera el Crac del 29 en que
millones de acciones perdieron su valor los días 24,28 y 29 de octubre de 1929.
Consecuencias de la crisis y los intentos de solución
La
caída de la Bolsa inició una crisis en cadena que llevó a una depresión
eco-nómica en los Estados Unidos. Al perder toda su inversión, muchas personas
y empresas no pudieron pagar sus créditos, lo que provocó quiebras bancarias;
en 1932, unos cinco mil bancos de este país habían cerrado. En la industria,
mu-chas empresas se vieron obligadas a reducir su producción o cerrar, porque
el nivel de consumo se redujo drásticamente. Hacia 1932, la producción mundial
cayó a un 40%, mientras que el comercio internacional se redujo a un tercio.
En
el ámbito social, casi todos los sectores se vieron afectados, en las ciudades
los trabajadores asalariados vieron cómo el valor de sus ingresos se redujo a
casi la mitad o, ante el cierre de bancos y fábricas, millones perdieron sus
empleos. En el sector agrícola, miles de campesinos debido al descenso de los
precios y la demanda no pudieron afrontar sus deudas, de modo que fueron
despojados de sus tierras y cayeron en el desempleo.
Además,
la crisis económica que afectó a este país norteamericano se extendió en poco
tiempo a Europa. Esto sucedió porque los estadounidenses redujeron
drásticamente sus importaciones y con ello, la producción agrícola e industrial
europea se redujo, lo que generó el incremento del desempleo.
Adicionalmente,
los Estados Unidos paralizaron la inversión exterior y repatria-ron los
capitales que tenían en Europa porque eran la base de su recuperación. Esto
causó el hundimiento de los sistemas bancarios y económicos de Alemania y
Austria. Mientras que Gran Bretaña abandonó, en 1931, el patrón oro para poder
devaluar su moneda.
En
todos los países se implantaron políticas para salir de la crisis. En Estados
Unidos, durante su presidencia Franklin D. Roosevelt (1933-1945) puso en marcha
un Programa llamado New Deal (Nuevo acuerdo), que imponía una mayor
intervención del Estado en la economía. Por ello, el gobierno ofreció créditos
a los industriales, invirtió en obras públicas, aumentó la protección social y
dio subvenciones para la agricultura. Todo esto con el fin de crear empleo,
incrementar el consumo y relanzar la economía.
Por
otra parte, la Sociedad de Naciones convocó la Conferencia Económica de Londres
(1933) para que los países cooperaran entre sí para salir de la crisis. Pero
este evento fracasó porque los países europeos propusieron condonar las deudas
intergubernamentales para superar la depresión y Estados Unidos re-chazó la
idea y no participó en las negociaciones.
En
1925 se estableció la Conferencia de Locarno, donde se instauró un sistema de
garantías mutuas entre Alemania, Francia, Bélgica, Reino Unido e Italia para
garantizar el compromiso de respetar las fronteras occidentales de Alemania,
así como la desmilitarización de la región de Renania. Con la firma de este
pacto, nació un nuevo estilo en las relaciones internacionales basado en el
diálogo y el acuerdo.
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