jueves, 19 de marzo de 2020

LA PLURICULTURALIDAD EN EL MUNDO

LA PLURICULTURALIDAD EN EL MUNDO


El término cultura proviene del latín cultus, que significa el cuidado y cultivo de campos y ganado. Por ello, este ha evolucionado y hoy se le denomina así a una serie de elementos materiales –modos de producción, técnicas, herramientas, comidas, etc. – e inmateriales – como conocimientos, creencias, cosmovisiones, tradiciones, normas, entre otros– compartidos por un grupo humano. Durante las últimas décadas del siglo XX, la cultura ha asumido un rol simbólico y trascendental en ámbitos económicos, políticos y sociales, en parte, debido a los cambios sucedidos con la Guerra Fría. En este período, hubo un sinnúmero de conflictos localizados, muchos de los cuales motivaron a que el ser humano se cuestionara su nacionalidad, su lengua y su religión.
La diversidad cultural que se genera entre personas, grupos y territorios, refleja la multiplicidad e interacción de costumbres, religiones, lenguas, y modos de vida que forman parte del patrimonio común de la humanidad. Para la Unesco, la diversidad cultural es fundamental para tener una vida afectiva, intelectual, moral y espiritual más enriquecedora, y es un desafío, ya que debe ser reflejo de la tolerancia y el respeto por las lenguas, religiones y manifestaciones de todos los habitantes del planeta. Uno de los principales desafíos que impone hoy el concepto diversidad cultural es la aparente contradicción entre integración y diferencia. Para algunos, el planeta está integrado por territorios que tienen las mismas necesidades, que tienen monedas y un mercado común, con libre circulación de las personas por el mundo cada vez más globalizado. Sin embargo, ante este panorama surge un aspecto primordial: cómo lograr preservar la riqueza cultural local para no extinguirla al interactuar con otras sociedades y territorios. Este intercambio entre diversas áreas del planeta permite valorizar los elementos propios de la cultura a la que se pertenece.
Además, conocer y adoptar rasgos de otras culturas puede resultar enriquecedor. Las culturas no son estáticas, sino que evolucionan con la incorporación de aportes de otras culturas. El problema surge cuando se sustituye una por la otra y desaparecen manifestaciones, ya que esto empobrece la diversidad cultural de nuestro planeta. Los contactos entre distintas culturas suelen ser pacíficos, a través de las migraciones, los medios de comunicación, el turismo o los negocios. Pero en la historia también han sido frecuentes los contactos violentos, cuando un pueblo conquista a otro y le impone su visión y tradición.

Una población diversa

La diversidad territorial de América Latina también se manifiesta en su población. Inicialmente, América Latina estuvo habitada por un gran número de pueblos originarios, cada uno de los cuales alcanzó distintos niveles de desarrollo cultural y de civilización. Con la llegada de los conquistadores se produjo el cruce entre ambos grupos, lo que dio origen al mestizaje. La disminución considerable de la población indígena, debido al hambre, los trabajos forzosos, las enfermedades de origen europeo, y los sistemas laborales de separación de hombres y mujeres, hizo necesaria la utilización de otro tipo de mano de obra: miles de africanos fueron traídos a América Latina en calidad de esclavos para trabajar en las grandes plantaciones azucareras, en los cafetales y en el servicio doméstico. Con esto se inicia otro proceso de mestizaje, singular y característico de la región.
Por último, frente a la gran crisis económica europea del siglo XIX, se produce una nueva oleada de inmigrantes, que ahora, en calidad de refugiados, vino a sumarse al gran abanico étnico-cultural en que se había convertido el espacio latinoamericano.
Los principales países receptores de estas migraciones económicas fueron Brasil, Uruguay y Argentina, lo cual dio una impronta demográfica diferente a estos países, con una importante gravitación de la población de origen europeo.
Así, la diversidad cultural del continente es el resultado de un gran sincretismo cultural, que ha incorporado prácticas indígenas, africanas y europeas, las cuales constituyen la base de la identidad latinoamericana actual. Respecto de este tema, existe un debate entre los especialistas: algunos de ellos hablan de varias identidades culturales en la Región, según sea la mayor o menor influencia de la población indígena, negra o europea, en las distintas zonas o países. Por ejemplo, la influencia de la población afroamericana es baja en México y el Cono Sur, siendo muy importante en El Caribe, Brasil y Centroamérica.


Por otro lado, en la configuración de estas sociedades multiétnicas y multiculturales se han generado a lo largo de los siglos profundas asimetrías socio-económicas y de poder, que marginaron a amplios grupos sociales, los que fueron discriminados por razones de etnia, lengua y clase social.
Sin embargo, en las últimas décadas ha habido un amplio reconocimiento de la diversidad cultural de América Latina, que se ha manifestado en la valoración de las tradiciones y lenguas de los distintos pueblos aborígenes, y a la necesidad de reconocer sus derechos políticos y cívicos en las distintas comunidades nacionales.




Colombia y su diversidad étnica
Colombia es un país de gran riqueza cultural, étnica y lingüística, como se refleja en las costumbres y las tradiciones de sus diferentes pueblos. La mayoría de la población colombiana es producto de la mezcla de razas y culturas que se inició durante los procesos de la Conquista y la Colonia. Por eso los colombianos tene­mos raíces indígenas, africanas y europeas. A esta mezcla étnica se debe la gran diversidad cultural de nuestro país, que se resume en cuatro grupos:

La población indígena: Hace referencia a los grupos descendientes de los pueblos que habitaban nues­tro territorio al momento de la Conquista. En la actualidad, en Colombia hay más de 80 etnias indígenas que conservan sus lenguas nativas. Las etnias más numerosas son los wayúu, los nasa, los zenú y los embera. Los departamentos con mayor porcentaje de población indígena son: Vaupés, Guainía, La Guajira, Vichada, Amazonas, Cauca y Putumayo.
La población afrocolombiana: La población afrocolombiana hace referencia a las personas que han nacido en Colombia y cuyos antepasados provienen de regiones del continente africano.
En la actualidad, la población afrocolombiana es de alrededor de 4 millones de personas, lo que representa el 10% de la población total censada en el país. Por ello, Colombia es el tercer país de América con más componente poblacional afrodescendiente, después de los Estados Unidos y Brasil. La población afroco­lombiana actualmente se encuentra distribuida en todo el territorio nacional. Sin embargo, debido a procesos históricos y demográficos particulares, existen regiones con mayor presencia de afrocolombianos. Entre estas regiones se desta­can la costa Pacífica, el archipiélago de San Andrés (raizales)y Providencia y la costa Caribe.
La población rom: comúnmente se conoce con el nombre de gitanos, tiene su origen en los pueblos de India y Pakistán y su presencia en Colombia es de alrededor de 5.000 personas. Esta población se encuentra agrupada en las kumpania, que son la asociación de grupos familiares gitanos que establecen alianzas para compartir una vida en comunidad. La población rom es itinerante y su economía se basa en el comercio. Sus miembros conservan sus tradiciones lo que les permite mantener su identidad cultural. Los rom hablan dos lenguas: el romaní y el español.
La población blanca y mestiza: La población colombiana actual es mayoritariamente de origen mestizo. El mesti­zaje en Colombia se inició con el establecimiento de los colonizadores españoles en nuestro territorio y su mezcla con la población indígena y africana. La ascen­dencia de los blancos colombianos es europea, casi exclusivamente española, con excepción de San Andrés y Providencia, donde la población blanca desciende de colonos escoceses e ingleses principalmente.
 

 

Los grupos oprimidos en Colombia
Dentro de una sociedad existen unos grupos que tienen poder e influencia, mien­tras que otros se encuentran marginados, excluidos u hostilizados. A estos últi­mos, se les denomina oprimidos. Los oprimidos no siempre están constituidos por un número reducido de personas, pues en ocasiones conforman la mayor parte de la población. Estos grupos, por diversos factores, no gozan de todos los derechos que les corresponden. Por ejemplo, a pesar de que las mujeres con­forman más de la mitad de la población en Colombia, se les considera un grupo oprimido porque no tienen las mismas posibilidades que los hombres en muchos campos de la vida social.
La comunidad LGTB: Además del trato desigual, la comunidad LGTB es un grupo en el que cada vez es más evidente la exclusión social y las agresiones abiertas en diversos sectores de la sociedad. Como en muchos casos no cuentan con la adecuada protección legal y no pueden desarrollar su vida normalmente, una gran parte se refugia en el anonimato o se dedica a oficios marginales y estereotipados; por lo general, sufren el menosprecio social.
El tema de los grupos oprimidos es muy importante en nuestro país, porque, así como en otras poblaciones del resto del mundo, en Colombia no hay homoge­neidad en términos étnicos, culturales o religiosos. Todos, en cierto modo, hace­mos parte de los grupos oprimidos por diversos motivos: por nuestro origen, por algunas de nuestras creencias e ideas, por nuestros gustos e, incluso, porque el acceso al poder político y económico no es similar para todos. Este hecho es aún más evidente en nuestra realidad en la cual se observan situaciones de diferencia­ción tan fuertes que un amplio sector de la población es oprimida por la exclusión en que vive.
En Colombia, los grupos que sufren una o más formas de opresión pueden clasi­ficarse conforme a los siguientes criterios:
-       Étnico-racial: indígenas – afrocolombianos – inmigrantes.
-       Sexual: mujeres – comunidad LGTB
-       Religioso: Nuevos grupos religiosos – religiones andinas
Otros: discapacitados – personas que conviven con VIH y enfermos de sida – pobres - ancianos
 

Cultura oficial y subculturas
La cultura oficial de un país es el conjunto de creencias, costumbres y formas de vida comunes a la mayoría de la población. Pero al interior de un país se han desarrollado subculturas, conformadas, en principio, como grupos de respuesta frente a la cultura oficial conocidos como tribus urbanas. Estas tribus están conformadas por jóvenes que buscan su identidad social y se basan, en algunos casos, en ideologías antiguas bien definidas y, en otros, responden al seguimiento de preceptos determinados por la moda.
La mayoría de las tribus urbanas tienen su origen en otros países y sus seguido­res utilizan atuendos y música característicos. En Colombia se observa que estas tribus copian el estilo de peinado y forma de vestir de sus homólogos en otros países, pero dejan atrás las prácticas culturales que traen consigo estos movi­mientos. Las tribus urbanas más representativas son: metachos, skaters, darks, raperos, ñeros, punkeros, rockeros, emos, rastas, skinheads, gomelos, góticos y ftoggers. Conoce algunos de ellos.
Skaters: El skateboard surgió como moda a principios de la década de 1980 en EE.UU. En este caso, el look de los skaters responde a la comodidad para hacer piruetas con el skate.
Se les reconoce por unos pantalones enormes y unas camisetas de talla más grande que la del usuario. Suelen llevar lentes oscuros. Les encanta practicar el skateboard y actividades similares como el snowboard o el sandboard. Su lema es "Hazlo tú mismo". Odian no cumplir las metas que se proponen y que les digan lo que tienen que hacer.
Raperos: Proceden de las bandas del barrio neoyorquino del Bronx. Su ropa busca la comodidad para pintar grafitis en las paredes. Se les reconoce por los pantalones y las camisetas de colores chillones y tres tallas más grandes que la suya. Suelen lucir gorras y anillos en varios dedos. Además, llevan el pelo a lo "afro" o recogido con una pañoleta. Les encanta el hip hop y el rap. Odian las desigualdades sociales.
Darks: Derivan de los punk. Se les reconoce porque visten de negro. Llevan como complementos símbolos religiosos y bordados en blusas y camisas. Ade­más, suelen maquillarse de blanco para parecer más pálidos. Les encanta la música new wave. Inicialmente, el grupo de referencia fue The Cure. Posteriormente, Marilyn Manson se convirtió en uno de los grandes ex­ponentes darks.


Somos iguales y diferentes a la vez
Todos los seres humanos somos iguales en la medida en que compartimos la misma naturaleza y el mismo origen. Nadie es superior ni inferior a otro por su color de piel, sexo, idioma, costumbres, u otras razones. Lamentablemente, la historia muestra que han existido y existen grandes desigualdades al interior de cada sociedad: unos pocos gozan de poder y de muchos privilegios, mientras que la gran mayoría sufre privaciones y ha tenido que resignarse a su situación de dominados.
Cuando observamos nuestro entorno, ya sea el familiar o el de nuestras amis­tades, nos damos cuenta de lo diferentes que somos, aunque compartimos la misma dignidad y esencia. Esta diversidad es un hecho que puede tener conse­cuencias positivas o negativas. Si utilizamos nuestras diferencias para comple­mentarnos, el resultado será positivo para todos. Pero si tomamos las diferencias como justificación para excluir a algunos en virtud de su discapacidad, sexo o creencias religiosas, entonces estamos convirtiendo la diversidad en desigualdad y la diferencia, en injusticia.
La discriminación: es toda distinción, exclusión o restricción que tiene por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas.
Todas las personas somos iguales en dignidad y, por lo tanto, merecemos un trato equitativo. No obstante, en nuestra sociedad se sigue discriminando a las perso­nas por diversos motivos:
-       Porque no han tenido acceso a una educación básica ni a una formación pro­fesional adecuada (personas sin educación formal).
-       Porque pertenecen a un grupo étnico y racial distinto, han nacido en un lugar diferente o hablan una lengua diferente.
-       Porque en función de su sexo se cree que deben ser relegados a funciones secundarias (mujeres), o porque por su orientación sexual se considera que deben ser marginados (comunidad LGBT).
-       Porque en razón de su discapacidad se cree que son seres limitados para cual­quier actividad (discapacitados, enfermos).
-       Porque por su apariencia física, que no encaja dentro de los estereotipos fi­jados por la moda, son objeto de menosprecio por una sociedad que valora modelos estéticos infundados.
-       Porque carecen de los medios económicos suficientes, para tener una calidad de vida digna.
Son muchas las razones que se pueden citar para justificar la discriminación. Lo importante es asumir una posición crítica frente a estas situaciones y compren­der que la diversidad humana es una oportunidad de crecimiento pues amplía nuestro conocimiento frente a las diferentes posibilidades de entender y explicar el mundo y que cada persona, desde su particularidad, puede ayudar a promover una sociedad más justa y equitativa para todos.


6. Editorial Santillana, Bogotá 2010 Chile, Ministerio de Educación, 2010. Historia, Geografía y Ciencias sociales 1. Editorial Santillana
SÁNCHEZ, Angélica; Muñoz, Alba y Samacá, Nubia (2012). Valores y convivencia 8. Bogotá. Editorial Santilla
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