lunes, 29 de abril de 2013

PRIMEROS MOVIMIENTO OBREROS

LOS MOVIMIENTOS OBREROS
mapa con
Las primeras industrias que empezaron a establecerse en Europa empleaban hombres, mujeres e incluso niños, en condiciones extraordinariamente duras. El hecho de vivir y trabajar juntos en grandes aglomeraciones, permitió que el obrero desarrollara una conciencia de clase, es decir, sentirse miembro de un grupo, sentir sus problemas y la necesidad de unir esfuerzos para mejorar su situación. Fue así como empezaron a surgir las sociedades de ayuda mutua, en las que los trabajadores pagaban una cuota periódica y constituían un fondo obrero para cuando se enfermaran o quedaran sin trabajo.

Con el tiempo, estas organizaciones se consolidaron, y se formaron asociaciones permanentes de obreros que buscaban mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. Años más tarde, se convirtieron en sindicatos, los cuales generaron una fuerte reacción conservadora por temor a la propagación de las ideas de la Revolución Francesa, restringiendo las libertades de reunión, expresión y asociación. Ante todo, los sindicatos tuvieron que llevar una vida clandestina, hasta que en 1825 fueron restablecidas las libertades y se formaron los primeros sindicatos obreros (Trade Unions).

Por otro lado, se formó un movimiento social impulsado por obreros en paro y artesanos, llamado el Ludismo, que centraba su lucha en la destrucción de las máquinas y la quema de las fábricas.
El movimiento obrero se apoyó en las teorías de Robert Owen (1771-1853), quien había propuesto la creación de aldeas de cooperación o cooperativas, donde los trabajadores fueran los propietarios de los medios de producción, elaboraran el producto y ellos mismos lo vendieran; de esa forma se lograba una nueva organización social mucho más humana.
En 1834 se fundó La Grand National Consolidated Trades Union, con el fin de que los sindicatos dirigieran la producción en los diversos sectores industriales, pero con el tiempo se dieron cuenta que limitarse a acciones netamente económicas no traería éxitos duraderos, por lo que las discusiones se centraron en el derecho electoral democrático, ya que creían que si llegaban a la Cámara de los Comunes, podrían lograr hacer reformas legales en favor del obrero.

OBREROS Fue así como en 1838, la Asociación de Trabajadores de Londres elaboró la Carta del Pueblo, donde exponía en seis puntos las necesidades del momento: sufragio universal, voto por medio de escrutinio, parlamentos anuales, supresión del certificado de propiedad exigido a los miembros del Parlamento, establecimiento de la inmunidad parlamentaria y circunscripciones electorales iguales; de este intento de diálogo a través de cartas, nació el Movimiento Cartista, de origen inglés, que se disolvió muy rápido por la falta de unión de sus dirigentes, de solidaridad internacional, de un claro norte político y por la dura represión del gobierno.
Mientras tanto, en Francia, surgieron pensadores que presentaban al obrero nuevas formas de vida; es el caso de Charles Fourier, quien hablaba de una federación de pequeñas cooperativas, los Falansterios, donde los trabajadores estarían asociados en grupos de producción y consumo para su administración, y todos trabajarían, producirían y consumirían. En esta sociedad organizada e igualitaria, no habría distinción de raza ni sexo porque quedaba asegurada la independencia material y moral de la mujer.
También para esta misma época, Saint-Simon planteaba que el objetivo primordial de  la sociedad era el desarrollo de la producción. La nación era el gran taller donde propietarios y trabajadores laboraban por igual y donde el fin de la producción sería discutido por los líderes elegidos mediante elección popular.

En 1841, Louis Blanc (1811 -1882), en su libro La organización del trabajo, planteó los principios que más tarde recogió el partido socialista: “A cada cual según sus necesidades y de cada cual según sus facultades”, también aseguraba en su libro que el Estado era la única entidad capaz de garantizar que estos principios fueran hechos realidad.
En 1848 se publicó el Manifiesto del partido comunista, escrito por Carlos Marx y Federico Engels por solicitud de la liga de los comunistas y en el cual se planteó su programa político. Esta obra y otras posteriores, de las cuales la más importantes es El Capital, escrita por Marx, dieron origen al socialismo científico.

La idea fundamental que planteaba el Manifiesto comunista era que “La producción económica y la estructura social que de ella se deriva en cada época histórica, constituye la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época y que, por tanto, toda la historia ha sido la historia de la lucha de clases”.
El socialismo científico se fundamentó en la filosofía del materialismo dialéctico, que considera las revoluciones y la lucha de clases como producto de las contradicciones que generan las sociedades, en especialmente, el capitalismo. Propone la abolición de la propiedad privada de la burguesía y la búsqueda del socialismo como etapa intermedia hacia el comunismo, sociedad igualitaria en la que no existirán las clases sociales, la explotación y, por tanto, desaparecerá el Estado

LA ORGANIZACIÓN OBRERA

La formación de asociaciones y partidos específicamente obreros tomaron diversas tendencias según los países.
Dentro del movimiento obrero aparecieron dos tendencias que en sus inicios coincidieron, pero, con el tiempo, se separaron y fueron antagónicas. Por un lado, los partidarios de Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895), quienes aconsejaban la participación en la vida política; sin embargo, consideraban que la única forma para la emancipación de la clase obrera era conquistar del poder político y desde él realizar las trasformaciones económicas y sociales necesarias.
Por otro lado, los partidarios del francés Pierre Proudhon (1809-1865), y el ruso Mijaíl Bakunin (1814-1876). Los seguidores de Proudhon proponían un sistema basado en la organización de cooperativas de producción y consideraban negativo que los trabajadores parti¬ciparan en la vida política.
Los simpatizantes del anarquista Bakunin también rechazaban la lucha política de los trabajadores, y por tanto negaban la necesidad de un partido del proletariado; consideraban a los sindicatos como la más alta forma de organización de los obreros, capaz de crear la nueva sociedad.
Una de las tendencias que adquirió importancia en Europa fue la que unió el movimiento obrero a los planteamientos socialistas. Esta integración se vio expresada en la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores, fundada en 1864 por Carlos Marx y dirigida por él y Federico Engels.
Esta organización que integró sindicatos franceses e ingleses, tuvo vigencia hasta 1943 y tres etapas en su desarrollo:

La Primera Internacional cumplió un papel importante en la creación de los partidos obreros con base en la difusión del marxismo en el seno del proletariado. Dejó de existir en 1876, en la conferencia de Filadelfia.
La Segunda Internacional creada en 1889 con la orientación de Engels (Marx había muerto en 1883), contribuyó a la consolidación de los partidos socialistas, a la ampliación del movimiento obrero y a la difusión del marxismo en la clase obrera. Desde finales del siglo XIX y hasta comienzos del siglo XX, sufrió la influencia de sectores que abandonaron la doctrina revolucionaria de Marx y Engels. Esto se expresó en el apoyo que dieron a los intereses imperialistas de las burguesías vinculadas a la Primera Guerra Mun¬dial (1914-1918), estas contradicciones la con-dujeron a su fin.

La Tercera Internacional, Internacional Comunista o Comintem, creada por Lenin en 1919, continuando la línea de Marx, reunió a los partidos comunistas de todo el mundo con el propósito de consolidar los vínculos entre los trabajadores de los diversos países. Fue disuelta en 1943.
La Segunda Internacional, estableció el 1º de mayo de cada año como jornada de lucha de la clase obrera, en memoria de cinco obreros asesinados en Chicago en 1887, y adoptó la jornada laboral de 8 horas como reivindicación general del movimiento obrero.

EL ANARQUISMO
El término anarquía es de origen griego y significa sin autoridad o sin gobernante.
El anarquismo propaga la supresión de toda autoridad, en particular, la del Estado. Por ejemplo, Proudhon invitaba a la conformación de una organización social y económica tan perfecta, donde el régimen social estuviese basado en la práctica espontánea de la industria; donde el libre acuerdo de los productores regulara las relaciones recíprocas, y la solidaridad de los diferentes miembros surgiera de la espontaneidad del ser colectivo y no de un contrato.
Criticó al Estado capitalista porque consideraba que la propiedad privada llevaba a la subordinación de los no propietarios a los propietarios. La república auténtica debía fundarse en una sociedad donde el trabajo destruyera constantemente el poder.
Por su parte, Bakunin propuso un control directo de la industria y de la agricultura por parte de los trabajadores; planteaba la lucha abierta contra el Estado, como un medio para lograr hacer realidad la idea de Proudhon.

socialismo EL SOCIALISMO CIENTÍFICO
Como reacción frente al idealismo de los socialistas utópicos y los anarquistas, Carlos Marx y Federico Engels iniciaron la renovación de la ideología socialista y desarrollaron ampliamente sus teorías en el Manifiesto del Partido Comunista, en El Capital, máxima obra de Marx, y en varias obras posteriores. El materialismo dialéctico e histórico fue el método sobre el que fundamentaron sus ideas.
Marx retomó la diálectica de Hegel y con base en su teoría de la contradicción presentó la historia como una lucha de clases que terminaría con el triunfo del proletariado y la desaparición de la sociedad clasista.

Desde lo histórico, cambió el enfoque idealista de Hegel. Así, manifestó que la historia sí se desarrollaba a través de las contradiciones, pero que eran los hombres quienes hacían la historia y no la razón.
Igualmente, señaló que cuando se alcanzara la definitiva desaparición de las clases sociales, el Estado dejaría de ser necesario en la sociedad. En ese momento terminaría la etapa socialista y se daba comienzo a la sociedad comunista.
Pronosticó el fin del capitalismo, víctima de sus propias contradicciones, para ser sustituido por la socialización de los medios de producción.
Marx también presentó su visión total del ser humano y del mundo. No creía en la armonía espontánea entre el ser humano y la naturaleza, como lo plantea el liberalismo, ni en la existencia de una jerarquía de valores externa al ser humano como lo presenta el cristianismo. Para Marx, entre el individuo, la sociedad y la naturalez hay una serie de relaciones que pueden desarrollarse mediante la solidaridad, el trabajo, la ciencia y la técnica, hasta devolverle al hombre su propio ser.


LOS MÁRTIRES DE CHICAGO
Radialistas.net




BIBLIOGRAFÍA Y CIBERGRAFÍA
http://www.google.com.co/
Horizontes sociales 8 – edit. Norma
Procesos sociales 8
http://www.Socialesjaiensec.blogspot.com
www.radialistas.net
 

miércoles, 17 de abril de 2013

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

 La Revolución Industrial se originó en Inglaterra, isla del océano Atlántico situada hacia el noroccidente de Europa. Las condiciones geográficas de este país, caracterizado por la existencia de ríos navegables y por la planicie del terreno, facilitaron el desarrollo del transporte y con éste, del comercio y de la industria.
Desde sus orígenes, la Revolución Industrial se fundó en el amplio dominio comercial que tenía la flota marítima inglesa del océano Atlántico, durante los siglos XVIII y XIX.

La primera fase de la Revolución Industrial (1780-1840) se basó en la economía triangular del algodón, encabezada por Inglaterra. Esta economía realizaba un ciclo, en el cual los empresarios británicos, importaban algodón desde las grandes extensiones esclavistas del sur de Estados Unidos. Posteriormente, elaboraban los textiles en los talleres y fábricas de ciudades británicas como Manchester o Lancashire.
Estos tejidos se vendían en los mercados de África, América, especialmente Latinoamérica, y también en países europeos. La expansión de su comercio le dio a Inglaterra el nombre de “taller del mundo”.

El alcance mundial de la Revolución Industrial
Los efectos de la industrialización inglesa alcanzaron los cinco continentes. Durante el siglo XIX, la industrialización se extendió geográficamente hacia países del occidente y centro de Europa, como Bélgica, Francia y Alemania.
En las décadas finales del siglo XIX, el fuerte desarrollo industrial de Europa fue la semilla de su expansionismo sobre los territorios africano y asiático. En estos territorios, los países europeos buscaron recursos naturales que les sirvieran como materias primas, para desarrollar sus respectivas industrias.
Los países de América Latina, África y Asia, conservaron su economía agrícola, pero vivieron el impacto de la revolución industrial europea, ya que se convirtieron en grandes mercados en los que se vendían los textiles y las manufacturas que venían de Europa.
De este modo, la Revolución Industrial fue un proceso de alcance mundial, que incorporó a casi todas las regiones del planeta a través del intercambio. Europa se convirtió en el centro del comercio mundial, vendiendo textiles, máquinas y capitales. Se conformó entonces un sistema capitalista mundial que llega hasta nuestros días, en el cual los grandes centros acumulan la mayor parte de las riquezas.

Origen y alcance de la revolución industrial
Como afirmamos anteriormente, la Revolución Industrial fue una gran explosión económica que se inició en Inglaterra desde finales del siglo XVIII. Esta transformación se fundó en la economía mercantil europea, que venía desarrollándose desde el siglo XVI.
Desde el descubrimiento de América, Europa acumuló gran cantidad de metales preciosos, como el oro y la plata, procedentes de América. Los metales preciosos permitieron el desarrollo del comercio y el florecimiento de mercaderes y empresarios en Europa. El crecimiento comercial, conocido como el capitalismo mercantil, fue la base del posterior desarrollo industrial inglés.
La Revolución Industrial también se fundó en el desarrollo de la agricultura comercial. Con ésta, los grandes empresarios agrícolas cercaron sus terrenos para desarrollar sus cultivos. Así, muchos campesinos fueron desalojados y se integraron en talleres fabriles de las ciudades.

Las dos fases de la revolución    
El proceso de la Revolución Industrial vivió dos fases: la primera se inició a finales del siglo XVIII y duró hasta 1840, y la segunda se extendió entre 1840 y 1885.

Primera fase
Las primeras fábricas surgieron en el negocio de los textiles de algodón, que una vez salían de los talleres ingleses se comercializaban en muchas partes del mundo. El desarrollo de los transportes marítimos y fluviales, además de la amplitud de los mercados a los que llegaban las mercancías británicas, fueron benéficos para la industria textil.
La máquina de hilar, inventada en 1767 por Hargreaves, y la máquina de vapor, creada por James Watt en 1779, fueron las primeras innovaciones técnicas para la fabricación de textiles. Los empresarios comenzaron a comprar estas máquinas, que les permitieron producir mercancías en mayor número y a menor costo. Los talleres domésticos, donde antiguamente los artesanos elaboraban las telas fueron desapareciendo, dando paso a las fábricas, que concentraron hombres, mujeres e incluso niños.
Segunda fase
En la segunda fase las principales máquinas se crearon para la producción de carbón, hierro y acero. Las ciudades, que comenzaron a crecer por la llegada de numerosos campesinos, demandaron la energía que proporcionaba el carbón para sus instalaciones fabriles.

CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Las consecuencias de esta revolución fueron múltiples: hubo un desarrollo acelerado en la industria metalúrgica y en la ingeniería civil. Con el desarrollo en estos dos campos se dio un auge en la fabricación de puentes y la construcción de túneles. Se acortó el tiempo de comunicación entre ciudades, se abrieron nuevos mercados y los productos agrícolas llegaban más frescos a las grandes ciudades.

Además, surgió la necesidad de asociar diferente: capitales, fue así como surgieron las Sociedades comerciales o Sociedades anónimas.
Con el tiempo se crearon grandes imperios industriales, como Krupp, en Alemania (Grupo siderúrgico); Schneider, en la siderúrgica francesa Vanderbilt, el rey de los ferrocarriles; Rockefeller, el rey del petróleo; Carnegie y Morgan, dueños de las acerías norteamericanas. Muchas de estas sociedades decidieron abrir mercados en Asia y América.
Con el fin de llevar a cabo el proceso de dominio y la expansión económica, fue necesario crear instituciones que financiaran las actividades industriales o comerciales, mediante la utilización de los dineros provenientes de ahorros o inversiones de particulares, industriales o el mismo Estado.
Los importantes cambios tecnológicos producidos durante el siglo XIX, se vieron coronados por los inventos desarrollados como consecuencia de la aplicación de los principios de la energía eléctrica.
La utilización de esta nueva fuente de energía abrió la época de grandes inventos: la bombilla eléctrica, el teléfono y la telegrafía inalámbrica; los rayos X, (descubiertos por el alemán Wilhelm Roentgen); el fonógrafo de Thomas Alva Edison, en 1877.
Además, se levantaron los primeros rascacielos, se ideó el ascensor (Frost), Alfredo Nobel inventó la dinamita (1866) y los hermanos Augusto y Louis Lumiére abrieron el primer cinematógrafo en París.

El auge de los ferrocarriles
La invención de la locomotora y el ferrocarril constituyó un momento culminante para la Revolución Industrial al facilitar el transporte y la comunicación entre regiones distantes. En 1814 George Stephenson inventó la locomotora de vapor y en 1825 utilizó la primera vía férrea de Inglaterra, trazada entre Stockton y Darlington. Europa y Norteamérica vivieron una verdadera fiebre de los ferrocarriles, que tuvo un pálido reflejo en Asia, África y Latinoamérica.
El desarrollo ferroviario fue, principalmente, resultado de la necesidad de transportar el carbón desde las minas hasta las ciudades.

La industrialización en Europa
Tras el despegue económico inglés, algunos países europeos iniciaron su proceso de industrialización, después de 1830. En Francia y Alemania surgieron las primeras zonas industriales y se construyeron vías férreas.
En Francia, la industrialización fue más lenta que en Inglaterra y menos mecanizada. Las fábricas se dedicaron especialmente a la producción de artículos de lujo.
Alemania pasó rápidamente de ser un país de regiones autónomas a constituir un imperio de rápido avance industrial. Esto fue posible gracias a una política de integración económica entre las regiones. Esta política de integración recibió el nombre de Zollverein.

Efectos sociales y culturales
La Revolución Industrial impulsó una nueva forma de capitalismo: el capitalismo industrial. Este acarreó profundos cambios. Veamos algunos:
 Los obreros o trabajadores de las industrias y la burguesía, propietaria de las máquinas y de las fábricas, surgieron con el crecimiento de la industria- Se comenzó a delinear entonces una nueva organización de la sociedad y nuevos conflictos sociales y políticos.
 El aumento de la población obrera y de los establecimientos industriales dio pie al crecimiento de las ciudades, que comenzaron a su vez a predominar sobre el campo.
De igual forma, la producción de artículos en serie, propia de la industria, generó fuertes cambios en la vida cotidiana y en la cultura, al originar una gran cantidad de mercancías o productos para el consumo.

ALGUNAS FECHAS ESPECIALES:
1779: Máquina de vapor (J. Watt)
1814: Locomotora (Georges Stephson)
1825: Primera vía férrea (Inglaterra)
1839: La fotografía (Daguerre)
1843: La máquina de escribir - La máquina de coser
1857: Teléfono (Antonio Meucci)
1885: Motor de gasolina- Automóvil Daimler
1895: Cinematógrafo (Lumière)




BIBLIOGRAFÍA Y CIBERGRAFÍA
http://www.google.com.co/
Horizontes sociales 8 – edit. Norma
Procesos sociales 8
http://educacion.practicopedia.lainformacion.com

AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XX

América Latina durante la primera mitad del siglo 20 . Desde principios del siglo 20, los sistemas sociales, económicos y culturales...