lunes, 13 de abril de 2020

LA COLONIA EN LA NUEVA GRANADA


Áreas de colonización

Desde que se inició la colonización del territorio de la Nueva Granada en el siglo XVI, los españoles habían ocupado las zonas en donde se habían desarrollado las comunidades indígenas más importantes. Por este motivo el asentamiento español se produjo básicamente en la región de los Andes.
En 1778 el virreinato de la Nueva Granada estaba conformado por los territorios correspondientes a lo que es hoy Colombia, Panamá, Ecuador, Venezuela y varias islas del Caribe. En el censo que se hizo ese mismo año, se estimó la existencia de 558 pueblos, en su mayoría muy pequeños. La capital del virreinato, Santafé de Bogotá, contaba en aquel entonces con 30.000 habitantes. El virreinato en su totalidad, alcanzaba los 826.550. De éstos, 277.068 eran blancos; 368.093 eran mestizos; 136.753 eran indígenas y 44.636 esclavos negros.
Desde esta época, la accidentada geografía del país tuvo gran influencia en nuestra configuración política. A continuación, señalaremos las regiones culturales más significativas del virreinato de la Nueva Granada.
• La costa Atlántica. Esta región fue muy importante para los españoles debido a su estratégica posición sobre el Caribe. Por esta razón Cartagena se convirtió en uno de los puertos más importantes de las colonias. Prácticamente la única vía de acceso al interior del país era el río Magdalena, y, aun así, las comunicaciones se dificultaban mucho. Los Andes no facilitaron el transporte de mercancías ni el tránsito de pasajeros. Un viajero podía tardar cerca de un mes viajando de Cartagena a Santafé.
• Los Andes centrales. Fue el lugar en donde se llevó a cabo la mayor parte de la actividad colonizadora. Esta se realizó desde los Andes venezolanos hasta la región del Valle del Cauca. Aunque los asentamientos generalmente se dieron sobre los valles, hubo regiones como el Quindío que tuvo poca presencia española. La mayor parte de las ciudades de esas regiones, crecieron de acuerdo con la intensidad de la actividad comercial, agrícola y minera.
• Del Valle del Cauca hacia el sur se extendía la gobernación de Quito, la cual, junto con la gobernación de Venezuela, mantuvieron una relativa independencia con respecto al poder central de Santafé, en buena parte debido a la accidentada geografía y a las dificultades que ofrecían las comunicaciones.
• Los Llanos y la Orinoquia. Uno de los factores sobresalientes del siglo XVIII, fue la lenta colonización y población de los Llanos Orientales y la Orinoquia. Estas regiones se emplearon como fronteras agrícolas y ganaderas fundamentalmente.
El dominio colonial

España consolidó su dominio sobre el territorio que corresponde a la actual Colombia mediante un conjunto de campañas militares que so-metieron a las comunidades indígenas.    

La explotación de mano de obra indígena
Con la intención de afianzar su dominio sobre la colonia, los españoles crearon varias estrategias para explotar la mano de obra de los indígenas. Por ello, aparte de la esclavitud, establecieron tres instituciones:
• La encomienda: consistía en encomendar o encargar un grupo de indígenas a un conquistador español, para que los evangelizara, es decir, que los educara en la fe cristiana. A cambio, él exigía de los indios un tributo o pago en productos agrícolas y en metales, además de servicios personales.
• Los repartimientos o mita: surgió hacia mediados del siglo XVI. A través de ella, un grupo de indígenas eran enviados durante algunos meses para que cumplieran trabajos pesados en regiones lejanas al lugar de origen. Allí se dedicaban a la minería, la pesca de perlas o los cultivos y la ganadería en las haciendas.
• El concierto agrícola: fue un sistema de alquiler de indígenas en el que los medianos propietarios contrataban temporalmente el trabajo de los indígenas para las labores agrícolas. Esta práctica disminuyó en el siglo XVII debido a la llegada de esclavos africanos.

Ausencia de poder
A mediados del siglo XVI la corona española enfrentó tres problemas:
• Los funcionarios reales fueron incapaces de establecer límites para el poder y riqueza que acumularon los conquistadores.
• Algunos sectores de la Iglesia, liderados por el fraile dominico Bartolomé de las Casas, se opusieron a la esclavitud de los indígenas.
• Se presentó una rápida disminución de la población indígena debido al choque producido por las enfermedades traídas por los europeos y las largas jornadas de trabajo impuestas.
Ante estas situaciones la Corona buscó aumentar su autoridad sobre las colonias, para ello Carlos V decretó, en 1542, las Nuevas Leyes de Indias, las cuales limitaron la sobre explotación de los indígenas, su uso como mano de obra esclava y el aumento de las encomiendas. Además, se creó la figura del Visitador para investigar a los funcionarios más importantes.
Sin embargo, la implementación de estas normas fue muy reducida o nula porque las autoridades coloniales no disponían de administradores que los apoyaran y tampoco de una fuerza armada.
Por su parte, los encomenderos estaban armados, eran más numerosos y se unieron para oponerse a las leyes que afectaban sus intereses.

La organización territorial
Durante la Colonia, el territorio conquistado fue organizado de tal manera que se fortaleciera el control político de la Corona y la estratificación social.
Entre las principales unidades administrativas estuvieron: la Real Audiencia, las gobernaciones, las ciudades, las villas, las parroquias y los pueblos de indios.

La Real Audiencia de Santafé: El territorio del Nuevo Reino de Granada hacia parte del Virreinato del Perú, pero dependía jurídicamente de la Real Audiencia de Santo Domingo.
Sin embargo, la distancia de la colonia con ese tribunal hacía difícil el control de los funcionarios reales y de los encomenderos. Por ello, en 1550 se creó la Real Audiencia de Santafé, esta autoridad buscó consolidar el gobierno de la Corona sobre las gobernaciones de Santa Marta, Cartagena, Popayán y el Nuevo Reino.
La Audiencia de Santafé existió hasta 1740 y cumplió tres funciones: la primera fue ser un órgano consultivo que comunicaba al rey, o al virrey, los problemas que atravesaban sus jurisdicciones y daba su opinión para que se tuviera en cuenta y se juzgara su conveniencia; la segunda, fue servir como órgano de gobierno, dado que sus presidentes se ponían de acuerdo con los virreyes o gobernadores para decidir sobre asuntos importantes; por último, tenía una función judicial, por lo que sus oidores estaban obligados a hacer cumplir las Leyes de Indias. Desde 1536 se instauró la Presidencia, como una institución con responsabilidades de gobierno, mientras que los oidores o jueces de la Real Audiencia mantuvieron sus funciones judiciales.

Las gobernaciones: Eran unidades administrativas que se encontraban bajo la autoridad de un gobernador, quien se encargaba del cobro de impuestos y la realización de obras públicas. Cada gobernación se dividía en municipios, y cada uno de estos estaba dirigido por un ayuntamiento o cabildo, a su vez conformado por regidores. Las gobernaciones que existieron en la Nueva Granada durante la Colonia fueron: Santafé, Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Caracas, Guayanas, Antioquia, Popayán y San Francisco de Quito.

Las ciudades: Estos lugares funcionaron como lugares de protección y aprovisionamiento durante la Conquista. Posteriormente, se convirtieron en centros de intercambio comercial y cultural. Además, en ellos se establecieron los organismos civiles y eclesiásticos más importantes de las provincias. Desde el punto de vista arquitectónico, las ciudades colonia-les adoptaron el patrón romano, es decir, tenían forma de cuadrícula. Las calles debían ser anchas, rectas y de una misma medida. Además, la ciudad se encontraba dividida en cuarteles o barrios.

Las villas: Fueron asentamientos intermedios que superaban a las parroquias y pueblos de indios, pero que no llegaban a ser consideradas como ciudades. Sus habitantes eran conocidos como villanos o vecinos, cuya condición social era inferior a la de los nobles y a la de los clérigos.

Las parroquias: Eran pueblos ubicados lejos de las ciudades, cuyos pobladores eran blancos y mestizos. Los habitantes de las parroquias tenían la obligación de construir una iglesia en un territorio autorizado previamente, además debían dotarla y mantener al párroco.

Los pueblos de indios: Entre las décadas de 1570 y 1620, las autoridades coloniales ordenaron que los indígenas dispersos en terrenos aislados o comunidades peque-ñas fueran congregados en pueblos de indios. Con esta medida se esperaba facilitar el control y el proceso de evangelización de los nativos.
Además, con la creación de esta unidad administrativa y territorial la Corona trató de evitar la convivencia conjunta de indígenas y españoles, pero esto no funcionó porque muchos españoles y mestizos se asentaron cerca a estos pueblos y se casaron o establecieron relaciones con mujeres indígenas, de forma tal que, tras varias décadas, estos pueblos terminaron albergando población mestiza.
Los pueblos de indios tuvieron un trazado en cuadrícula y las tierras que se les asignaron se denominaron resguardos. Tales tierras fueron de propiedad comunal y la comunidad no podía venderlas. Pese a esto, los indígenas, por varios años, se resistieron a dejar sus espacios tradicionales para asentarse en estos pueblos y, por ello, las autoridades los obligaron a vivir allí mediante la fuerza.

La economía colonial

La base de la economía colonial estaba constituida por tres actividades: la minería, la agricultura y el comercio.
La minería: El principal metal de explotación durante la Colonia fue el oro, que llegó a ser el producto de exportación más importante de la Nueva Granada hacia la metrópoli.
Durante la Colonia, la búsqueda y extracción de metales preciosos produjo la movilización de la población española, indígena y esclava hacia nuevas zonas de colonización. Por ello, se crearon los Reales de Minas, enclaves mineros de excavación y cultivo, y los primeros Distritos mineros, es decir, regiones que agrupaban Reales de Minas. En ellos, las formas de explotación eran las de aluvión, que se realizaba a las orillas de los ríos, y la de vetas, que se hacía al interior de las montañas.
Los Reales de Minas se localizaron al oriente, al centro y al occidente. Al oriente, se encontraban los de Pamplona y Vélez. En el centro, el de Antioquia, Buriticá, Cáceres, Santa Fe, Zaragoza, Remedios y Mariquita. Al occidente, se formó el del río Cauca compuesto por Arma, Anserma y Cartago; las poblaciones de Novita y Tadó reunían las explotaciones de Chocó; y Cali y Popayán recogían la producción de la costa del Pacífico.

La posesión de la tierra y la agricultura: La adjudicación de la tierra era un proceso que pasaba por relaciones de poder o privilegio. En un principio, la Corona otorgaba las tierras a los encomenderos. Posteriormente, las autoridades locales de la presidencia, las gobernaciones y las ciudades adjudicaban las tierras a los vecinos. En este repartimiento, los indígenas fueron despojados poco a poco de sus posesiones, centralizados en los resguardos y utilizados como mano de obra en labores agrícolas y ganaderas.
La producción agropecuaria de estas tierras abastecía a las ciudades y a los Reales de Minas.
La disminución de la mano de obra indígena y el crecimiento poblacional de las ciudades obligó a los cabildos a adjudicar tierras a los vecinos, que dieron origen a las dos principales unidades productivas: la estancia y la hacienda.
- Estancias. Eran extensiones de tierra cercanas a las propiedades de los encomenderos. Las estancias abastecían las ciudades y los centros mineros de carne cuando la estancia era principalmente ganadera y, en menor medida, de cebada, trigo y otros cereales cuando la estancia era agrícola.
- Haciendas. Eran unidades de producción económica y social con gran autonomía. Se especializaron en ciertos períodos y zonas geográficas: en la gobernación de Cartagena, la zona del Alto Magdalena y los Llanos Orientales se dedicaron a la ganadería; en el altiplano Cundiboyacense, se especializaron en el cultivo de cebada y trigo, así como la ganadería en pequeña escala; y en el Valle del Cauca, eran grandes plantaciones de caña de azúcar y haciendas ganaderas.

El comercio: La modalidad más desarrollada de comercio fue el comercio exterior, el cual era regido por el monopolio que mantenía la Corona sobre las colonias. Estas debían comerciar solo entre ellas y les quedaba prohibido hacerlo con potencias extranjeras. En el Nuevo Reino Granada, los puertos autorizados para esta actividad eran los de Cartagena y Santa Marta. Por ellos, ingresaban paños, telas, vinos, harinas, hierro, aceites y otros productos, al tiempo que enviaban oro y piedras preciosas para España. Los rígidos controles comerciales incentivaron el contrabando en las fronteras del Nuevo Reino.
La actividad de los comerciantes del interior del Nuevo
Reino de Granada permitía a diferentes zonas alejadas integrarse a los circuitos comerciales. Se destacaban dos tipos de comerciantes: los mercaderes de carrera, que efectuaban el comercio a grandes distancias y tenía contactos en España y los puertos granadinos, y los tratantes, que compraban mercancías a los mercaderes de carrera y eran especialistas en el comercio a escala regional y local.

La esclavitud durante la colonia: La trata masiva de esclavos negros comenzó a finales del siglo XVI. Anteriormente, entre 1510 y 1595, la Casa de Contratación autorizaba Licencias o permisos de importación de pequeños grupos de esclavos negros a exploradores, conquistadores, funcionarios reales, comerciantes y empresarios mineros. Luego de 1595, el tráfico de esclavos negros se intensificó por el hallazgo de nuevas minas y la disminución de la población indígena. Por ello, la corona española aplicó el modelo de asientos, que consistía en entregar el monopolio de la trata de esclavos a compañías europeas en dos fases: en la primera, entre 1595 y 1689, le fueron otorgados asientos a las compañías portuguesas; en la segunda, desde 1689 a 1789, la trata de esclavos le fue autorizada también a compañías inglesas, francesas y holandesas.
Para 1789, debido a la demanda de los colonos, la corona española liberó el comercio de esclavos. En los puertos se establecieron puntos de compra y venta de negros esclavos, los cuales eran adquiridos a precios altos, según la apariencia física del individuo.
En el Nuevo Reino de Granada, el principal puerto de recepción de esclavos fue Cartagena. Desde allí, posteriormente se enviaban a los virreinatos de Nueva España (actual México) y Perú, a las islas del Caribe y al interior del Nuevo Reino de Granada, principalmente a los Distritos Mineros de Antioquia y Chocó. Los esclavos fueron ocupados no solo en minería, también en tareas agrícolas, ganaderas, artesanales y servicios domésticos.
Las duras condiciones de trabajo que padecían los esclavos, además de producir su muerte, motivaron numerosas rebeliones y fugas de los esclavos. Aquellos que conseguían escapar conformaban palenques o lugares de negros libres.
Estos solían enfrentarse a las autoridades coloniales por defender su autonomía y libertad.

La Iglesia católica

Durante la conquista y la colonia, la Iglesia y la monarquía española llegaron a un acuerdo mutuo. Por un lado, la corona española obtuvo la autonomía para nombrar obispos y recaudar el diezmo para el sostenimiento del culto.
Asimismo, la monarquía se comprometió a evangelizar y convertir a los indígenas al cristianismo. Este sistema recibió el nombre de Patronato Regio.
La función de la Iglesia en el Nuevo Reino de Granada fue evangelizar. Cada expedición llevaba consigo un fraile, encargado de enseñar a los indígenas el evangelio y convertirlos al catolicismo. Con este objetivo, arribaron a la Nueva Granada franciscanos, agustinos, jesuitas y dominicos junto con los conquistadores.
Con el tiempo, varias comunidades religiosas se distinguieron por su afán de crear instituciones de enseñanza y evangelización. La compañía de Jesús fundó el colegio de San Bartolomé y sentó las bases para la creación de la actual Universidad Javeriana. Los jesuitas organizaron misiones de evangelización en zonas de fronteras, creando grandes haciendas ganaderas en los Llanos Orientales. En el año de 1580, los dominicos fundaron la Universidad Santo Tomás.
Otras comunidades, como las de los agustinos y franciscanos, tuvieron a su cargo la evangelización de los indígenas en zonas retiradas de los centros urbanos.

Las actividades artísticas

El arte desarrollado en el Nuevo Reino de Granada tuvo una indudable influencia europea, aunque algunos elementos indígenas también se hicieron presentes en la inspiración de pintores, músicos, escultores y arquitectos. Durante el período colonial, el pintor más conocido fue Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, quien trabajó sobre la base de las técnicas europeas y se inspiró en motivos religiosos.
Entre sus pinturas se destacan: La visión de San Antonio, El Juicio Final, Los desposorios de Santa Catalina y el San Agustín, que actualmente se encuentra en el Museo Colonial.
La música que se compuso en el Nuevo Reino de Granada fue esencialmente religiosa y propia de los salones de baile europeos. Sin embargo, la diversidad racial se mezcló con los aires musicales indígenas y negros.
En la literatura colonial se destacaron los relatos de los cronistas. Juan de Castellanos quien narró la conquista
de la Nueva Granada a través de la obra Elegías de varones ilustres de indias. Por su parte, Juan Rodríguez Freile describió la sociedad de Tunja y Santa Fe en su obra El Carnero.
Además, se destacan Afectos espirituales, escrita por la madre Josefa del Castillo y la Historia General del Nuevo Reino de Granada de la autoría de Lucas Fernández de Piedrahita.

El Virreinato de la Nueva Granada
El siglo XVIII fue un período de reformas para España y las colonias americanas. En Europa, luego de la Guerra de Sucesión ocurrida entre 1701 y 1713, la dinastía de los Borbones ascendió al gobierno español, estableció una serie de reformas administrativas, económicas y políticas en sus colonias. Algunas de estas, determinantes para el Nuevo Reino de Granada, fueron la creación del Virreinato del Nuevo Reino de Granada en 1719 y el establecimiento de las reformas borbónicas.

La creación del virreinato: Por medio de la Real Cédula del 29 de abril de 1719, la corona española creó el Virreinato del Nuevo Reino de Granada o Virreinato de la Nueva Granada. Esto hacía parte de las medidas que había tomado el gobierno monárquico para controlar este territorio, en el que imperaba un gran desorden administrativo y prevalecían los intereses privados de los funcionarios coloniales. Este desorden político ocasionó un incremento del contrabando y la piratería, por ello se intensificó el control militar sobre el mar Caribe. Además, detrás de la creación del virreinato, hubo también intereses económicos de la Corona, que creía en el aumento de la explotación del oro en Chocó para suplir la pérdida por la disminución de la producción de plata en los virreinatos de Nueva España y Perú.
El nuevo virreinato tenía un área de 2.600.000 km2 y comprendía las provincias de Santa Fe, Cartagena, Maracaibo, Santa Marta, Caracas, Guayana, Popayán, Antioquia y Quito. Su capital fue Santa Fe, pero esta designación entró en disputa con los españoles y criollos residenciados en Cartagena que pedían que esta ciudad fuera la capital, argumentando su importancia comercial y militar.
Pese al interés de la corona española por crear el virreinato, la situación política y económica permaneció igual. Además, recibió críticas de las autoridades y los criollos que lo consideraban un gran gasto. Por estas razones, en 1723, la Real Cédula suprimió el virreinato del Nuevo Reino de Granada y restableció la Presidencia.
La consolidación del virreinato
El 20 de agosto de 1739 la corona española restableció el virreinato de la Nueva Granada. A las razones expresadas dos décadas antes, se sumaron factores como el desarrollo económico y la protección de los indígenas. Bajo la jurisdicción del virreinato se encontraban Panamá y las provincias de Cartagena, Popayán, Santa Marta, Antioquia, Guayana, Maracaibo, Caracas y las islas de Trinidad y Margarita. En 1742, Caracas o Provincia de Venezuela se independizó del Virreinato.

Las reformas borbónicas

A comienzos del siglo XVIII, el rey de España, Carlos II, perteneciente a la dinastía de los Austrias, murió sin dejar descendencia para el trono.
Felipe de Anjou, nieto del rey de Francia y también familiar de Carlos II, exigió ser el nuevo rey. Las autoridades españolas decidieron concederle la corona con el título de Felipe V de España. Con su gobierno se dio inicio a la dinastía de los Borbones.
Durante el siglo XVIII, los reyes Borbones tomaron una serie de medidas administrativas, económicas y políticas en todas sus posesiones. Estas tuvieron como objetivo regular el comercio intercolonial y el de las colonias con la metrópoli; fomentar la explotación y producción de materias primas en América para vincularlas al comercio marítimo; consolidar la autoridad del rey sobre sus colonias de ultramar y reorganizar el sistema de impuestos para hacerlos eficientes. Las reformas borbónicas, como fueron conocidas estas medidas, buscaban también
recaudar recursos para solventar las guerras que España mantuvo con las potencias europeas.
En el virreinato de la Nueva Granada, las reformas borbónicas se aplicaron bajo tres aspectos:
■ Aspecto político. La Corona nombró la figura del regidor que tenía más poder que el virrey y los oidores. Los virreyes y los regidores, buscando reducir la corrupción y la inoperancia administrativa, disminuyeron la participación de los criollos en las audiencias y la administración colonial. Además, nombraron nuevos oidores que no tuvieran nexos con las elites criollas.
■ Aspecto económico. La Corona buscó aumentar y regular la recolección de impuestos, por lo que tomó medidas para evitar su evasión.
Además, estableció monopolios sobre el cultivo y comercialización del tabaco y decretó impuestos al estanco de aguardiente.
■ Aspecto comercial. Para combatir el contrabando, el rey Carlos III autorizó el libre comercio entre los vecinos de origen español. Así, se establecieron puertos de librecambio tanto en España como en América. En el virreinato del Nuevo Reino de Granada, se autorizó a Santa Marta y Riohacha para desarrollar esta actividad.
Pese a que las reformas borbónicas tuvieron un impacto beneficioso en las arcas de la Corona, despertaron el rechazo de los habitantes de las colonias. En primer lugar, la exclusión de los cargos públicos disgustó a los criollos que querían ascender en el gobierno colonial. De la misma forma, los altos impuestos que debían pagar los sectores bajos de la sociedad, provocaron múltiples revueltas en contra de las medidas, mas no contra la autoridad real, como sucedió durante el movimiento comunero de 1781.


BIBLIOGRAFÍA
Díaz Granados, Consuelo y Salgado, Mariela (1984). Conozcamos nuestra historia 7. Editorial Pime, Bogotá.
Borja, Jaime (1995). Procesos sociales 7. Editorial Santillana. Bogotá
Guerrero, Manuel; Hernández, Nancy y Rivera, José (2012). Nuevos Horizontes Sociales 7. Editorial educativa – Fondo Educativo Panamericano. Bogotá
Pérez, J.; Marabolí, O., Riveros, M., Giraldo, J., Pinzón, K. y Hernández, C. (2016). Proyecto Saberes, ser hacer sociales 7. Bogotá, Editorial Santillana.
Maldonado, C., Prieto, F., Cobos, F. y Cristancho, H. (2010). Hipertexto Santillana 7. Bogotá, Editorial Santillana.

miércoles, 8 de abril de 2020

LA COLONIA EN AMÉRICA


ECONOMÍA
       La economía española en América, durante la Colonia, se basó principalmente en la minería, el comercio, la ganadería y la agricultura.
La minería. Las necesidades del capitalismo europeo llevaron a que España centrara su atención sobre su producción. Los principales centros mineros se encontraban en los virreinatos de Perú y Nueva España (México), aunque otros territorios, como la Nueva Granada, también producían metales precio­sos. España requirió de ellos para sostener los gastos que le demandaban las guerras que sostenía en Europa.
La agricultura. Se desarrolló notablemente, de manera especial con la introducción de técnicas europeas y el cultivo de nuevos productos como el trigo, la cebada y la caña de azúcar.
La agricultura estaba en función de abastecer las necesidades de la gran cantidad de mano de obra que tenían las minas. Con la decadencia de la explotación minera en la segunda mitad del siglo XVII, aparecieron grandes haciendas y plantaciones cuya producción se exportaba.
La ganadería. Se desarrolló intensivamente en las regiones en donde no había una producción minera o agrícola, o en donde las condiciones del terreno lo favorecían. Este fue el caso de las colonias del río de la Plata, al sur del continente, o en los Llanos Orientales.
El comercio. Generalmente estuvo monopolizado por España bajo el control de la Casa de la Contratación de Sevilla. Sólo hasta el siglo XVIII se desarrolló un intercambio comercial más activo y con menos obstáculos.
Mano de obra gratuita
      El éxito de estos aspectos económicos fue posible gracias a la explotación de la mano de obra. Durante los primeros siglos de la Colonia, los españoles organizaron la encomienda. Se trataba de la entrega de un grupo de indígenas a un español para que los evangelizara, pero en realidad fueron utilizados como mano de obra en la producción agrícola y minera. Este abuso ocasionó grandes conflictos sociales en la Colonia. Una vez suspendida la encomienda se organizó la mita.
La mita
      El sistema llamado mita, en Perú, o Coatequil, en México, consistía en que cada grupo de indígenas estaba obligado a enviar algunos de sus miembros a trabajar en diferentes actividades económicas, rotando la mano de obra durante semanas o meses. Las tareas más fuertes y que acarrearon la muerte de muchos indígenas fueron las de las pesquerías de perlas en el mar Caribe y la minería en la región Andina.
Las minas de Potosí
      Esta mina, ubicada en Bolivia, fue célebre por la producción de plata y por la excesiva explotación de mano de obra indígena, lo que generó muchas muertes. En la década de 1570, se utilizó el mercurio para aglutinar la plata. Los indígenas eran forzados a caminar sobre grandes pozos para que el mercurio se mezclara con el mineral y separara la plata. Por ser un elemento muy venenoso, el mercurio causó muchas pérdidas humanas.
La esclavitud
      El sistema económico de la Colonia diezmó gravemente a los indígenas. La codicia de los europeos por los metales preciosos requería del trabajo de muchos hombres, por eso esclavizaron a miles de africanos para llevarlos a las colonias americanas.
      La trata o el comercio de personas sometidas a esclavitud ya era conocida en España antes del siglo XV. Desde el principio, el tráfico estuvo controlado por comerciantes portugueses que tenían enclaves o factorías sobre la costa africana. La llegada de esclavizados a América fue aceptada por la Corona como una forma de disminuir la explotación de los indígenas y de compensar su amplia mortandad.
      En el siglo XVI, mediante licencias reales, se permitió la entrada de unos 4.000 esclavizados por año a las colonias. La Corona recibía impuestos por cada uno de ellos. Pero la escasez de los ingresos generados por este negocio llevó a la Corona a idear otro sistema llamado asiento, que abrió este tráfico a particulares. Se estima que unos 300.000 africanos fueron transportados a América española entre 1550 y 1640

LA SOCIEDAD COLONIAL

      El encuentro de tres grupos tan distintos: indígenas, africanos y europeos, fue constituyendo una sociedad mestiza. La estructura social colonial se estratificó de acuerdo con los colores de la piel.
En la punta de la pirámide se encontraba el español y desde allí se iba ramificando la sociedad de acuerdo con la “pureza” de la raza y la sangre. Así se crearon las castas. Esto permitió a los espa­ñoles, como minoría, dominar las inmensas mayorías.
     Para consolidar la sociedad colonial fue importante que estas mayorías de negros, indios y mestizos se unificaran con los espa­ñoles aprendiendo su lengua, su religión y sus costumbres.
      El español siempre ocupó un lugar privilegiado en la sociedad. Sólo ellos podían acceder a los puestos de funcionarios. Esta situa­ción creó el recelo de los criollos, quienes eran hijos de españo­les nacidos en América, lo cual provocó en el siglo XVIII el ambiente propicio a la independencia.
      El otro poder que favoreció el sostenimiento de esta sociedad fue la Iglesia. La Corona estableció un pacto con el papado que reci­bió el nombre de Patronato Regio, mediante el cual la Corona podía organizar la Iglesia en Indias. La evangelización fue su misión principal. También la inquisición formó parte de las fun­ciones de la Iglesia.
El mestizaje en la colonia
      En los países colonizados por España, se produjo un continuo procese de mestizaje. Esto quiere decir que los españoles tuvieron encuentros sexuales que produjeron hijos con los indígenas y, más tarde, con los africanos esclavizados.
      Los mestizos recibieron una herencia combinada, pues biológicamente juntaban rasgos de su padre y su madre. El mestizaje también generó múltiples combinaciones en cuanto a la herencia social y cultural, pues se crearon nuevas maneras de clasificar a las personas, al tiempo que las cosmovisiones y los saberes de los pueblos se intercambiaban y surgían nuevas tradiciones. El mestizaje se dio sobre la base de relaciones de poder muy desiguales, con expresiones claras de la violencia que caracterizaron a la conquista y la colonización y, en gran medida, como producto de la imposición de la voluntad de los hombres españoles.

La vida cotidiana de las mujeres en la sociedad colonial
     Las criollas españolas tenían una vida asociada al matrimonio, se dedicaban a su papel de madres, esposas y a enseñar los valores culturales y morales a su familia. Aquellas que ingresaban al convento tenían la oportunidad de educarse y desarrollar aptitudes para la música y la literatura. En algunos casos excepcionales, algunas ejercieron labores administrativas en los negocios que heredaban de sus maridos tras quedar viudas.
    Las mestizas, aparte de cuidar su hogar, tenían labores productivas en el comercio, en las tareas agrícolas, o en el trabajo doméstico como sirvientas, lavanderas, costureras y fabricantes de velas o cigarros.
    Muchas mujeres indígenas eran separadas de sus grupos y se empleaban como sirvientas o tenían actividades en el comercio, en el que aprendían a usar la moneda y el idioma español. Esto se debió a que la organización social de los grupos nativos fue desestructurada por los españoles.
    Las mujeres esclavas africanas eran matronas o cuidadoras de leche de los niños, blancos, a quienes amamantaban por igual que a sus propios hijos. Algunas laboraban como panaderas o lavanderas en las ciudades. En el campo trabajaban junto con sus esposos o como sirvientas de los dueños de las haciendas o las minas. Eran propiedad de las mujeres criollas y consideradas como objetos por la sociedad colonial, hasta la abolición de la esclavitud.

La administración colonial
      La colonización fue controlada por el Estado español a través de dos aspectos: las Leyes de Indias y un rígido aparato burocrático.
     Durante la Conquista se establecieron las capitulaciones, que fue­ron contratos establecidos entre la Corona y el conquistador, los cuales comprendían títulos, tierras y poder.
      Con la organización de la Colonia aparecieron las Leyes de Indias. Era un código jurídico mediante el cual se sistematizaron las instituciones que organizaron la sociedad colonial. Estas leyes concretaron la tendencia del Estado español en las colonias: el centralismo.
     Se creó para tal fin un amplio sistema burocrático que dependía directamente del rey. Los principales organismos de este sistema fueron:
      El Consejo de Indias. Fue creado en 1525 por Carlos V, a semejanza de otros que ya existían en España. El consejo dic­taba las leyes, vigilaba su ejecución mediante inspectores, reglamentaba la organización administrativa y protegía a los indios. En él se resolvían los asuntos de las colonias y nombraba a los funcionarios más importantes.
     La casa de la Contratación. Creada en 1503 por los Reyes Católicos. Esta institución dirigía desde Sevilla el comercio y la navegación.
     La Real Hacienda. Estaba encargada de la administración eco­nómica y la recolección de los impuestos en las colonias.
     Para que el sistema administrativo funcionara, se crearon ini­cialmente dos virreinatos: Nueva España (México) en 1534 y Perú en 1543. Los virreinatos eran extensas demarcaciones territoriales gober­nadas por un virrey, quien era nombrado directamente por el monarca. Constituía el reemplazo del rey en las colonias. Sólo hasta el siglo XVIII se crearon dos nuevos virreinatos, el de la Nueva Granada y el del Río de la Plata. Los dos fueron segrega­dos del Perú, por ser éste muy extenso.
     Los virreinatos se dividieron a su vez en gobernaciones. El gober­nador debía rendir cuentas al virrey. A su vez, la gobernación esta­ba dividida en municipios, y cada uno de éstos estaba gobernado por un ayuntamiento o cabildo, conformado por regidores.      Para la administración de justicia, el órgano más importante fue la audiencia, constituida por oidores y jueces, quienes además asesoraban al virrey en sus funciones. Detrás de cada una de estas entidades, había un ejército de escribanos, alféreces, alcaldes y visitadores, entre otros.


Otras potencias coloniales en América
     Las riquezas que el Imperio español comenzó a obtener con la Con-quista y la Colonización de América despertaron el interés de otros imperios como Portugal, Francia, Holanda e Inglaterra. Cada uno de estos reinos tuvo una historia particular en los territorios que logró controlar y tuvo que enfrentar diversos conflictos con las poblaciones nativas, los esclavos africanos y las demás potencias europeas por el control de las riquezas de las colonias en América.

Portugal
     El navegante portugués Pedro Álvarez Cabral llegó en 1500 al Brasil. Esta región eventualmente se convertiría en la principal colonia del reino portugués, pese a que al comienzo solo se establecieron en las zonas de la costa Atlántica. Desde allí, los portugueses establecieron contacto con las poblaciones indígenas con quienes intercambiaban productos europeos por palo de Brasil, un árbol del cual se extraía una tintura rojiza que se usaba para teñir telas.
Control del territorio brasileño
     A partir de 1530, la corona portuguesa decidió impulsar la ocupación del Brasil debido a que, por tener tan poco control del territorio, existía el riesgo de que otras potencias como España, Holanda y Francia le disputaran su colonización. Debido a esto, en 1535, la Corona otorgó a los nobles extensos territorios llamados capitanías, que se extendían como franjas desde la costa Atlántica hacia el interior del continente.
     Los nobles que recibieron estos territorios se llamaron donatarios, los cuales se comprometían a usar sus fortunas particulares para colonizar dichas tierras y entregar la quinta parte de todas las ganancias al rey de Portugal, para recibir a cambio privilegios políticos y económicos.
Gobernantes y bandeirantes: En 1548, se nombró al primer gobernador de Brasil, Tomé de Souza, quien recibía instrucciones directas del rey y se encargaba de la administración colonial mediante la instauración de aduanas en los puertos para recaudar impuestos. Del sistema de justicia se encargó el ouvidor u oidor y, en 1587, se creó un Tribunal Supremo. Posteriormente, en 1640, se creó una autoridad aún mayor, el virrey, por medio de quienes la Corona ejerció mayor control.
     En 1670, se inició el proceso de ocupación del interior del territorio en busca de metales preciosos y mano de obra indígena. Debido a las dificultades para importar esclavos de África, se hizo común la organización de bandeiras, que eran hombres dedicados a capturar indígenas del interior del territorio para ser esclavizados y obligarlos a trabajar en las plantaciones y la ganadería. Las bandeiras estaban conformadas por cientos de hombres que tardaban varios años en regresar con los esclavos capturados. A estos hombres se les llamó bandeirantes.
Francia
     Las primeras exploraciones francesas en Norteamérica se realizaron en 1520. Luego, Jacobo Cartier realizó varios viajes entre 1534 y 1536, para explorar la península de Labrador y el río San Lorenzo, donde tuvo contacto con los indígenas hurones e iroqueses, y fundó el primer asentamiento francés llamado Charlesbourg Royal en 1541. A principios del siglo XVII, lo siguieron otros exploradores franceses que fundaron asentamientos en Quebec y en las islas del Caribe, donde, entre 1635 y 1650, se apoderaron de Martinica, Guadalupe y Granada.
     En la segunda mitad del siglo XVII, se consolidaron en el occidente de la "Española" y fundaron a Haití. Estas colonias funcionaron como plantaciones que producían café, azúcar y ron para el monopolio de la metrópoli francesa.
Holanda
     Esta potencia aprovechó la debilidad del Imperio español en el siglo XVII, por lo que empezó a ganar poder en el mar Caribe, por donde circulaban las embarcaciones que llevaban las riquezas de América hacia España.
El Imperio de Holanda consiguió apoderarse de islas que habían estado en poder de España, como Curacáo y Bonaire, y las empleó en la producción de azúcar. En 1630, los holandeses atacaron el nordeste de Brasil y tomaron la ciudad de Recife pero fueron expulsados en 1650 por los portugueses.
Inglaterra
     Las exploraciones inglesas comenzaron en 1497, pero la colonización se demoró hasta 1606, cuando se extendieron permisos reales a las compañías comerciales. A diferencia de las colonias españolas y portuguesas, en Norteamérica no había grandes poblaciones indígenas ni metales preciosos. Sin embargo, la provincia de Virginia comenzó a producir tabaco. Además de las compañías comerciales, llegaron otros grupos de inmigrantes que, a finales del siglo XVII, fundaron trece colonias donde desarrollaron manufacturas de exportación y plantaciones con mano de obra de africanos esclavizados.
     En el Caribe, los ingleses también lograron ocupar varias islas entre 1624 y 1660, donde crearon plantaciones esclavistas de azúcar, tabaco y cacao.
Las trece colonias inglesas
     La colonización en el sur de los Estados Unidos fue muy semejante a la colonización portuguesa en América. Por otra parte, las colonias del centro y norte tuvieron características muy particulares, debido a que sus actividades no respondían directamente a los intereses del comercio europeo.
     Para finales del siglo XVII, en la costa oriental de Norteamérica, se habían establecido trece colonias que compartieron el hecho de tener una relativa autonomía frente al poder monárquico inglés, porque la monarquía no las controlaba por completo. Sin embargo, esta situación se modificó en el siglo XVIII.


Transformaciones en el siglo XVIII
    Durante el siglo XVIII, el Imperio español tuvo varias transformaciones importantes a nivel político, económico y administrativo.
El cambio de dinastía
    La familia austríaca de los Habsburgo había reinado en España desde el siglo XVI. Sin embargo, en 1700 el último rey de esta dinastía, Carlos II, falleció sin dejar hijos que heredaran su trono, provocó la Guerra de Sucesión española entre los años de 1701 y 1713. Tras esta guerra, el francés Felipe de Anjou, de la familia de los Borbones, fue nombrado rey de España y de sus dominios en América y Asia. Como monarca, este noble recibió el nombre de Felipe V y bajo su gobierno se realizaron profundos cambios en las colonias españolas.
Las reformas borbónicas
Las reformas borbónicas fueron impulsadas a lo largo del siglo XVIII por los reyes Felipe V,

Fernando VI y Carlos III. Consistieron en cambios administrativos, políticos, económicos y militares para mejorar el control de la Corona sobre los territorios imperiales. Estas medidas se tomaron ante la amenaza de las demás potencias coloniales y el aumento de poder de los criollos en las colonias americanas.

 video: las Reformas Borbónicas

BIBLIOGRAFÍA
Díaz Granados, Consuelo y Salgado, Mariela (1984). Conozcamos nuestra historia 7. Editorial Pime, Bogotá.
Borja, Jaime (1995). Procesos sociales 7. Editorial Santillana. Bogotá
Guerrero, Manuel; Hernández, Nancy y Rivera, José (2012). Nuevos Horizontes Sociales 7. Editorial educativa – Fondo Educativo Panamericano. Bogotá
Pérez, J.; Marabolí, O., Riveros, M., Giraldo, J., Pinzón, K. y Hernández, C. (2016). Proyecto Saberes, ser hacer sociales 7. Bogotá, Editorial Santillana.

AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XX

América Latina durante la primera mitad del siglo 20 . Desde principios del siglo 20, los sistemas sociales, económicos y culturales...