En
los inicios del siglo XX, Europa y Estados Unidos vivían una época de prosperidad
y optimismo porque su dominio sobre el resto del mundo parecía incuestionable.
Sin embargo, las crecientes tensiones entre las potencias europeas por alcanzar
la supremacía prepararon el camino para la guerra.
La Belle
Époque: Para finales del siglo XIX, las potencias coloniales
europeas (Gran Bretaña, Francia,
Alemania, Rusia, Italia y Austria-Hungría) habían extendido su dominio a la
mayor parte de África, Asia y Oceanía, hasta dominar el 60% del planeta.
Mientras tanto, los Estados Unidos consolidaron su integración territorial y
ejercían una fuerte influencia económica sobre América Latina.
Esta situación permitió a estas potencias
experimentar entre 1890 y 1914 un período de prosperidad económica, estabilidad
política y de una enorme creatividad artística e intelectual que posteriormente
fue conocido como la Belle Époque ("la época bella"). El auge
económico e industrial favoreció la innovación tecnológica de la cual surgieron
inventos como el automóvil, el aeroplano, el teléfono, el fonógrafo y el
cinematógrafo. Estos avances crearon un ambiente triunfalista en que existía
gran fe en la ciencia y el progreso.
La Paz
Armada: En la segunda mitad del siglo XIX, la política internacional
europea se caracterizó por la búsqueda del equilibrio. Sin embargo, la paz y la
estabilidad de la Belle Époque colapsaron cuando la expansión imperialista
causó rivalidades económicas y políticas entre las potencias, generadas por el
avance industrial y, en especial, por el auge de Alemania.
Este proceso empezó en 1888 cuando
Guillermo II se convirtió en emperador de Alemania y se propuso dominar Europa
Central y formar un Imperio colonial. Estas pretensiones despertaron los
recelos de Gran Bretaña que decidió estrechar sus lazos con Francia, que a su
vez quería recuperar las provincias de Alsacia y Lorena, perdidas con Alemania
en la Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871, y que tenía grandes inversiones en
Rusia. Por su parte, el Imperio ruso rivalizaba con el Imperio austro-húngaro
por el control de los Balcanes. Finalmente, Italia tuvo tensiones con Francia
desde 1882 cuando los franceses establecieron un protectorado en Túnez.
Estas
tensiones provocaron la formación de dos bloques de Alianzas:
• La
Triple Alianza. Fue formada en 1882 por Alemania, Austria-Hungría e Italia. Los
tres países, también conocidos como los Imperios centrales, acordaron apoyarse
si eran atacados por Francia, Gran Bretaña o Rusia.
• La
Triple Entente. Fue una coalición entre Francia, Gran Bretaña y Rusia, esta fue
el resultado de una serie de acuerdos de no agresión y cooperación militar,
entre ellos la Alianza Franco-Rusa de 1892, la Entente Cordiale entre Francia y
Gran Bretaña en 1904 y el Acuerdo Anglo-Ruso de 1907.
La
formación de estas Alianzas estimuló en los países europeos una carrera
armamentista y el aumento del patriotismo nacionalista en las escuelas, los
ejércitos y los medios de comunicación. Por ello, algunos historiadores denominan
al período de 1870 a 1914 como La Paz Armada.
Antecedentes de la guerra
Durante
La Paz Armada ocurrieron varios hechos que incrementaron las tensiones entre
las potencias europeas, estos fueron las crisis coloniales y las disputas
Territoriales en los Balcanes.
• Crisis
coloniales. A principios del siglo XX, hubo dos crisis políticas en torno al
control de Marruecos. La primera ocurrió en 1905 cuando el emperador alemán
Guillermo II visitó la ciudad de Tánger y se pronunció a favor de la
Independencia de este reino desafiando el control francés, esto llevó a una
crisis diplomática que solo pudo ser resuelta en la Conferencia de Algeciras de
1906 donde se acordó que España y
Francia ejercerían un protectorado sobre Marruecos.
Luego,
en 1911, ante una serie de disturbios en Marruecos, los alemanes situaron el
buque de guerra Panther en el puerto marroquí de Agadir, lo cual causó un nuevo
incidente diplomático que solo pudo ser resuelto cuando Francia, por mediación
de Gran Bretaña, cedió parte del Congo Francés a los alemanes y estos a cambio
aceptaron el control francés sobre Marruecos.
• Disputas
territoriales en los Balcanes. Los Balcanes, debido a su ubicación geográfica
estratégica, se volvieron una región muy codiciada por las potencias europeas.
Hasta finales del siglo XIX, este espacio estuvo bajo el dominio del Imperio otomano.
Sin embargo, la debilidad de este Imperio llevó a que varios pueblos se
independizaran y formaran los Estados de
Serbia, Bulgaria, Rumania, Albania y Montenegro. Además, en 1908, al
Imperio austro-húngaro se anexó Bosnia
Herzegovina con el fin de aumentar su influencia sobre la región, esto
causó la oposición del Imperio ruso que asumió el rol de protector de los
Estados Balcánicos.
Entre 1912 y 1913, se llevaron a cabo las
guerras balcánicas. En la primera, ocurrida en 1912, Serbia, Montenegro, Bulgaria
y Grecia expulsaron a los otomanos
de los Balcanes; en la segunda guerra, en 1913, Bulgaria tuvo que ceder parte
de su territorio al ser atacada por Serbia, Montenegro, Grecia, Rumania y el
Imperio otomano. Luego de las guerras, Serbia se convirtió en la potencia
hegemónica de la región, lo que causó los recelos de Austria-Hungría.
La crisis de Sarajevo
Ante este estado de tensión en los
Balcanes, cualquier incidente podía servir de pretexto para iniciar una guerra.
Esto ocurrió el 28 de junio de 1914, cuando el archiduque Francisco Fernando,
heredero de la corona del Imperio austro-húngaro, fue asesinado en Sarajevo,
Bosnia, por Gavrilo Princip, un opositor serbio, miembro de la organización
nacionalista "La Mano Negra".
Tras el asesinato, Austria-Hungría, con el
apoyo de Alemania, declaró la guerra a Serbia el 28 de julio. En respuesta,
Rusia salió en defensa de Serbia el 29 de julio y luego, el 2 de agosto,
Francia entró en el conflicto como aliada de los rusos. Entonces, las tropas
alemanas invadieron Bélgica con el fin de llegar a Francia y por ello, Gran
Bretaña entró a la guerra el 5 de agosto.
Las operaciones militares iniciaron el
día 2 de agosto, cuando tropas alemanas invadieron Luxemburgo y enviaron a
Bélgica un mensaje de ultimátum para que permitiera el paso de sus tropas hacia
territorio francés. La negativa
de los belgas exacerbó los ánimos, por lo que el 3 de agosto, Alemania declaró
la guerra a Francia e inició una ofensiva militar para atacar a Bélgica. La
invasión de Alemania sobre Bélgica el 4 de agosto tuvo como objetivo rodear y
sorprender a las tropas francesas, conquistar París en pocas semanas, y así
derrotar a Francia. De esta forma, inició una guerra de gran escala que devastó
a toda Europa.
La Primera Guerra Mundial
La Primera Guerra Mundial o la Gran Guerra
fue un conflicto que involucró a todas las grandes potencias del mundo entre
1914 y 1918.
Bandos de la Gran Guerra
Los bandos que se enfrentaron inicialmente
fueron la Triple Entente o los Aliados (Francia, Gran Bretaña y Rusia) y la
Triple Alianza (Alemania, Austria- Hungría e Italia). Sin embargo, hubo
variaciones significativas: Italia cambió de bando en 1915, Rusia se retiró de
la guerra en 1917 a causa de la Revolución bolchevique, el Imperio otomano y
Bulgaria se unieron a las potencias centrales, y Japón y Estados Unidos se
adhirieron a los Aliados.
Fases del conflicto
La guerra se desarrolló en dos frentes
principales: el Oriental, en la frontera de los Imperios ruso y austro-húngaro,
y el Occidental, en el norte de Francia. El conflicto se desarrolló en dos
fases:
• Primera
etapa (1914-1916). Francia, Gran Bretaña y Alemania realizaron ataques
relámpago en el Frente Occidental, mientras Austria-Hungría invadía Serbia y
Rusia presionaba con sus ejércitos sobre territorio alemán.
• Segunda
etapa. (1917-1918). Rusia se retiró de la guerra y las tropas de Estados Unidos
apoyaron a la Entente, lo que causó el progresivo retroceso de los ejércitos de
la Triple Alianza y llevó a la firma de los Tratados de Paz.
La guerra de trincheras
Durante la guerra de trincheras ningún
bando logró avances significativos. En el norte de Francia, los alemanes
intentaron romper los Frentes en la batalla de Verdún (febrero 1916), y los
británicos en la batalla del Somme (julio 1916), pero ambas tuvieron resultados
militares muy escasos, a costa de enormes pérdidas en vidas humanas, es decir,
cientos de miles de muertos.
Durante este período, el conflicto se
extendió y se hizo más complejo con la incursión de Bulgaria y del Imperio
otomano del lado de las potencias centrales, mientras Italia se unía a la
Triple Entente en 1915, luego de abrir un frente de batalla con los
austro-húngaros al norte de su territorio. Por su parte, los británicos
conquistaron las colonias alemanas en África, mientras Japón se expandía en
Asia y el Pacífico.
En
el Frente Oriental, las tropas austro-húngaras invadieron Serbia en 1914. En
respuesta, los rusos invadieron Alemania y Austria-Hungría. Pero el ejército
alemán, derrotó a los rusos en las batallas de Tannenberg y de los Lagos Masurianos
y penetró en Rusia. A partir de este momento, los rusos intentaron varias
contraofensivas, pero fueron controlados por los Imperios centrales que
asumieron la iniciativa en este frente.
Ante la estabilidad de los frentes
principales, los Aliados intentaron romper el equilibrio atacando zonas
secundarias:
• En
el Mediterráneo, los británicos intentaron tomar el Bosforo y los Dardanelos
para aislar a Turquía, pero fracasaron en Gallipoli (1915).
• Las
colonias alemanas de África fueron conquistadas por los británicos — salvo
Tanganika—y las de Asia por Japón.
• En
el Oriente Medio, los Aliados ocuparon las posesiones otomanas de Palestina,
Siria, Arabia e Irak, con ayuda de los nacionalistas árabes.
Pese a la renuncia de los frentes a la
guerra de movimientos y a los intentos por debilitar la fuerza del adversario,
la dinámica de combate se mantuvo. Miles de soldados que intentaban asaltar las
líneas de alambre eran exterminados por un intenso fuego de artillería y de
ametralladoras del enemigo. Las trincheras eran atacadas con granadas de mano y
se utilizaron armas prohibidas.
La
crisis de 1917
Para
finales de 1917, los frentes de guerra estaban estables, y ninguno de los
bandos tenía la fuerza como para imponerse. Entonces, se produjeron dos acontecimientos
que cambiaron el curso de la guerra:
• El retiro de Rusia a causa de la
Revolución bolchevique, hecho que ocasionó el derrumbe del Frente Oriental.
Rusia firmó con Alemania el Tratado de Brest-Litovsk (1918), lo que permitió a
los alemanes trasladar todas sus tropas al Frente Occidental.
• El ingreso de Estados Unidos a los Aliados.
Este hecho no solo compensó la salida de Rusia, sino que inclinó la balanza a
favor de los Aliados por los recursos bélicos y financieros estadounidenses. A
inicios de 1918, más de un millón de soldados norteamericanos estaban en
Francia dispuestos para la batalla. Entonces, los Aliados crearon un mando
unificado.
El
final de la Guerra
En
julio de 1918, los alemanes concentraron sus fuerzas en una nueva ofensiva en
el Frente Occidental. Sin embargo, las tropas francesas, británicas y estadounidenses
resistieron el ataque, y obtuvieron la victoria en la segunda batalla del Marne
en el mes de agosto.
Al
mismo tiempo, se presentaron una serie de victorias aliadas: Italia derrotó a
la mayor parte del ejército austro-húngaro, y los franceses y británicos ocuparon
los Balcanes. En consecuencia, los Imperios centrales se fueron rindiendo,
primero Bulgaria, luego el Imperio otomano, después Austria-Hungría y
final-mente, Alemania, que dos días después de que el emperador Guillermo II
abdicara, firmó un armisticio el 11 de noviembre de 1918.
Las consecuencias de la guerra
La
Primera Guerra Mundial tuvo múltiples efectos:
• Efectos
políticos. La guerra causó la disolución de los Imperios alemán,
austro-húngaro, ruso y otomano, con todo esto, el absolutismo monárquico en
Europa llegó a su fin. Además, la guerra permitió que Estados Unidos y Japón se
convirtieran en potencias mundiales.
• Efectos
económicos. Las economías europeas se debilitaron debido a los enormes gastos
bélicos y a la destrucción de la infraestructura productiva. Para responder a
esto, los gobiernos europeos tuvieron que contraer pesadas deudas internas y
externas, sobre todo con Estados Unidos, así como emitir grandes cantidades de
papel moneda, lo que generó una elevada inflación.
• Efectos
sociales. La guerra produjo alrededor de diez millones de muertos y casi veinte
millones de heridos, lo que retrasó el crecimiento demográfico europeo. Otro
efecto social de este conflicto fue que las mujeres aumentaron su participación
en el mundo laboral y gracias a ello, tras el fin del conflicto, los grupos que
luchaban por la igualdad legal y política de las mujeres adquirieron mayor
poder e influencia.
• Efectos
culturales. Los sucesos de la guerra llevaron a que las personas criticaran la
noción de progreso ininterrumpido que se había generalizado durante la Belle
Époque.
• Efectos
demográficos. Las privaciones alimenticias y las carencias sanitarias
facilitaron la propagación de devastadoras enfermedades como la gripe de 1918,
que provocó la muerte de, por lo menos, 6 millones de europeos y de 22 millones
de personas alrededor del mundo.
Los acuerdos de paz
Para
restablecer la paz, los mandatarios de las potencias victoriosas, el presiente
Woodrow Wilson de Estados Unidos, y los primeros ministros Lloyd George de Gran
Bretaña, Georges Clemenceau de Francia y Vittorio Emaruele Orlando de Italia se
reunieron en la Conferencia de París en 1919.
Los
principales objetivos de la paz de París fueron: impedir el resurgimiento de
Alemania; conseguir un equilibrio de poderes entre las potencias vencedoras,
particularmente en los Balcanes y en las colonias, para que no fueran cuente de
conflictos; y mantener aislada a Rusia, donde se había implantado m régimen
comunista. Para lograr esto último, se formaron nuevos Estados en Europa
Oriental, como Checoslovaquia, Polonia, Lituania, Estonia y Letonia.
Esta
Paz se implementó mediante la firma de tratados con los países vencidos:
• Tratado de Neulliy.
Fue firmado con Bulgaria y allí este país perdió su ac-ceso al mar Egeo en
beneficio de Grecia y también cedió territorios a Yugos-lavia y Rumania.
• Tratado de Sévres.
El Imperio otomano se convirtió en la República de Tur-quía y perdió varios
territorios: entregó Siria a Francia, Irak y Palestina a Gran Bretaña y
diversas islas a Italia y Grecia.
• Tratado de Trianon.
Con este acuerdo, Hungría perdió dos tercios de su territorio por las cesiones
a Checoslovaquia, Rumania, Yugoslavia e Italia.
• Tratado de Saint Germain.
Con este tratado, el Imperio austro-húngaro se fragmentó en Austria, Hungría y
Checoslovaquia y perdió territorios a favor de Yugoslavia, Polonia y Rumania.
• Tratado de Versalles.
Por este tratado, Alemania fue considerada como la principal responsable de la
Guerra y por ello, se le impusieron duras condiciones, entre las que
estuvieron: la pérdida de un 15% de su territorio y la totalidad de sus
colonias, la reducción de su flota y de su ejército a un máximo de 100.000
hombres y el pago de reparaciones de guerra a los países vencedores. Estas
condiciones provocaron el deseo de revancha alemán.
Por
último, siguiendo las sugerencias del presidente Woodrow Wilson, en la Conferencia
de París se impulsó la creación de la
Sociedad de Naciones o Liga de Naciones, que nació en 1920, con sede en
Ginebra. Esta organización tenía la voluntad de reunir a los principales países
del mundo para que resolvieran los problemas internacionales de forma pacífica.
Con
esta organización, se buscó crear un nuevo orden internacional basado en los
principios de seguridad colectiva, cooperación internacional y arbitraje de los
conflictos. Sin embargo, esta entidad no logró cumplir con sus objetivos debido
a la ausencia de potencias claves en el concierto mundial, pues no participaron
Estados Unidos, Alemania y Rusia. Pese a esto, esta organización fue importante
históricamente porque se constituyó en el principal antecedente de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Repercusiones políticas de los tratados
Con el fin de la guerra desaparecieron los grandes
imperios que existían en Europa antes de 1914. La Revolución de octubre de 1917
acabó definitivamente con el Imperio ruso de los zares. En el antiguo Imperio
alemán, o Segundo Reich, y el Imperio austrohúngaro se proclamaron repúblicas y
las constituciones democráticas se extendieron a muchos de aquellos territorios
que habían estado dominados por imperios autoritarios. También desapareció el
Imperio turco, cuyos territorios dieron lugar a nuevos países o pasaron a estar
bajo el dominio de otras potencias.
Marabolí, O., Buitrago, C., Pérez, J. y Riveros, M. (2016). Saberes ser hacer sociales 9. Editorial Santillana, Bogotá.
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