jueves, 3 de junio de 2010

Descubrimiento de la costa colombiana del Atlántico por comerciantes buscadores de oro y perlas

El primer castellano que pisó tierras colombia­nas fue Alonso de Ojeda, en 1499. Ojeda, quien había obtenido una licencia para rescatar oro y perlas en Tierra Firme, partió de Santo Domin­go, acompañado por sus socios Juan de la Cosa y Américo Vespucio. Su expedición, que contaba con cuatro carabelas, recorrió la costa venezo­lana desde el golfo de Paria y llegó hasta la penín­sula de la Guajira, donde dio el nombre al Cabo de la Vela. La expedición regresó con oro, perlas y esclavos que fueron vendidos en España. 
El verdadero descubridor de la costa Atlántica colombiana fue Rodrigo de Bastidas, quien en
1502 la recorrió desde la península de la Guajira hasta el golfo de Urabá. Bastidas fue recibido pacíficamente por los indígenas y comerció con ellos mediante el rescate, o sea, el intercambio de objetos europeos por oro, perlas y algodón. En su viaje descubrió la desembocadura del río Magda­lena.

En 1502, Ojeda llevó a cabo un segundo viaje a la costa del Atlántico. Esta vez, venía con el propósito de organizar en Tierra Firme una colo­nización permanente. Ojeda se limitó a estable­cer un fuerte en Bahía Honda, al cual dio el nombre de Santa Cruz, que desapareció rápida­mente debido a los continuos ataques de los nativos. En realidad, lo más importante para Ojeda no era poblar las tierras descubiertas sino obtener ganancias mediante el rescate de oro y perlas. 

Esclavización de los indígenas 
En los primeros tiempos del Descubrimiento, el objetivo de los viajes de los castellanos a la costa Atlántica colombiana era obtener ganancias sufi­cientes para financiar nuevas expediciones y dar buen rendimiento a los capitales invertidos. Por esta razón, estos viajes se limitaron a intercam­biar baratijas europeas por el oro y las perlas que poseían los indígenas. 
Sin embargo, a partir de 1503, el interés por la costa del Atlántico fue distinto. La mano de obra escaseaba en La Española y en otras islas antilla­nas y por esta razón fue necesario esclavizar indígenas de tipo caribe que habitaban en la costa. En 1500 la reina Isabel rechazó las activi­dades esclavistas de Colón y declaró que los indí­genas se debían considerar como vasallos libres de la Coron.a castellana. En 1503, se permitió que se esclavizaran los indios cautivos en justa gue­rra, es decir, aquellos que no aceptaran el cristianismo y que practicaran el canibalismo. Los indígenas más rebeldes eran los de lengua caribe y al amparo de esta ley los castellanos cometie­ron muchísimos abusos esclavizando una gran cantidad de indios. Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa dieron informes falsos al afirmar que todos los indígenas de la costa del Atlántico eran cari­bes y que, en consecuencia, podían ser esclavi­zados

Primeras colonizaciones: creación de las gobernaciones de Nueva Andalucía y Castilla de Oro

Varios años pasaron desde el descubrimiento de la costa colombiana del Atlántico y, sin embargo, Castilla no contaba aún con ninguna fundación en esta región, que se convirtió en tierra de na­die, donde se capturaban indios esclavos para lle­varlos a las Antillas.

La reina Isabel de Castilla falleció en 1504. En su testamento, nombró a su hija Juana la Loca como heredera de sus dominios y encargó de la regencia a su marido, Fernando de Aragón. Las cortes castellana aceptaron la regencia de Fer­nando pero Felipe el Hermoso, esposo de Juana, reclamó la Corona a don Fernando quien se retiró a sus territorios en Aragón. Felipe no se preocupó por los asuntos americanos y a su muerte, en 1506, un consejo de regencia presi­dido por el cardenal Cisneros llamó nuevamente a don Fernando para que se hiciera cargo de la Corona de Castilla.
Don Fernando tuvo como propósito estimular la colonización de Tierra Firme y por esta razón creó dos gobernaciones en la costa norte de América del Sur: la gobernación de Nueva Anda­lucía (o Urabá) que comprendía los territorios desde el Cabo de la Vela hasta el golfo de Urabá y la gobernación de Castilla de Oro (o Veragua), con jurisdicción en tierras centroamericanas. Nueva Andalucía le fue entregada a Alonso de Ojeda.
Ojeda partió de Santo Domingo en 1509 con un barco y dos bergantines y su expedición estaba compuesta por 200 hombres. Tenía la intención de fundar una población en la región de Calamary (donde se encuentra hoy localizada la ciudad de Cartagena), pero los indígenas, cansados de los continuos asaltos de los caste­llanos, reaccionaron violentamente. Ojeda con­tinuó la marcha hasta el golfo de Urabá, donde fundó San Sebastián, que se convirtió en la pri­mera población de españoles en Suramérica. Desde allí trató de pacificar a los indígenas pero fracasó en su intento. Los alimentos eran muy pocos y muchos hombres se enfermaron. Ojeda se vio obligado a abandonar el poblado y regre­sar a Santo Domingo para pedir ayuda. Nunca regresó, pues falleció el mismo año.
La situación en San Sebastián se hizo insopor­table y los hombres que allí se encontraban deci­dieron regresar a Santo Domingo, comandados por Francisco Pizarro. Al llegar a Calamary, se encontraron con los hombres de Martín Fernán­dez de Enciso, antiguo socio de jeda, quien venía de la isla de La Española con refuerzos para ayudar a los habitantes de San Sebastián. Enciso obligó a Pizarro a regresar a San Sebastián, pero al llegar a la población, ésta había sido completa­mente destruida por los indígenas. Desespera­dos, los españoles trasladaron la población a otro lugar. En 1510, se fundó otro poblado que recibió el nombre de Santa María La Antigua del Darién. Los castellanos, descontentos con Enci­so, desconocieron su autoridad y Vasco Núñez de Balboa quedó al mando de la población. Balboa ganó rápidamente la amistad de los indígenas y con su colaboración fue posible que la población de Santa María progresara. Entre tanto, Diego de Nicuesa, quien había sido nombrado gobernador de Castilla de Oro, reclamó que Santa María se encontraba dentro de los límites de su goberna­ción. Nicuesa trató de apoderarse del poblado en 1511, pero fracasó.
Desde Santa María, Vasco Núñez de Balboa organizó una expedición a territorio panameño y guiado por informaciones de algunos indígenas descubrió el Océano Pacífico en 1513.

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