domingo, 12 de junio de 2011

PRESIDENTES DE LA NUEVA GRANADA


 PRESIDENTES DE COLOMBIA DESDE 1810 HASTA 1886


1810 - José Miguel Pey
1811 - Jorge Tadeo Lozano
1811-1812 / 1812-1813 - Antonio Nariño y Álvarez
1812 - José María Arrubla
1812 - Manuel Benito de Castro
1812 - Luis de Ayala y Vergara
1812 - Felipe de Vergara
1813 - 1814 - Manuel Bernardo Álvarez
1814-1815 - José Manuel Restrepo
1815 - 1816 - Camilo Torres y Tenorio
1814-1815 - José Fernández Madrid
1814- 1815 - Joaquín Camacho
1815 - Crisanto Valenzuela
1815 - Antonio de Villavicencio
1815 - Manuel Rodríguez Torices
1814-1815 / 1816 - Custodio García Rovira
1816 - Fernando Serrano
1816 - Liborio Mejía
1819 - 1830 / 1827 - 1830 -  General Simón Bolívar Palacios
1819-1826 / 1832-1837 - General Francisco de Paula Santander y Omaña
1821 / 1829 - Estanislao Vergara 
1830 / 1831, 39, 40, 41-42 - General Domingo Caycedo Santamaría
1830 - Joaquín Mariano Mosquera y Arboleda
1831-1832 / 1837 - 1841 José Ignacio de Márquez Barreto
1830-1831 / General Rafael José Urdaneta
1831 - Juan García del Río
1831 / 1853-1854 - General José María Obando del Campo
1841 - Juan de Dios Aranzazu
1841 - Joaquín José Gori
1841-1845 - General Pedro Alcántara Herrán y Zaldua
·  1845-1849 / 1861-1864 / 1866-1867 - General Tomás Cipriano de Mosquera y Arboleda
·  1847 / 1849 - Rufino Cuervo
·  1849-1853 / 1863 - General José Hilario López
·  1851-1852 / 1853 / 1854-1855 - José de Obaldía y Orjuela
·  1854 - José María Melo Ortiz
·  1854 - Francisco Antonio Obregón
·  1854 - Tomás de Herrera (Designado)
·  1855-1857 - Manuel María Mallarino Ibargüen (vicepresidente)
·  1857-1861 - Mariano Ospina Rodríguez
·  25 de enero 1861 - 18 de julio de 1861 - Juan Jose Nieto Gil (2do Designado)
·  1861 - Bartolomé Calvo
·  1861-1862 - Ignacio Gutiérrez Vergara (Ministro de Hacienda)
·  1862 - Leonardo Canal González (Ministro del Interior y Guerra)
·  1862 - Julio Arboleda (Procurador)
·  1862 - Andrés Cerón Serrano (Ministro del Interior)
·  1862-1863 - Manuel del Río y de Narváez (Ministro del Interior)
·  1863 - Froilán Largacha (Ejecutivo plural)
·  1863 / 1868-1870 - General Santos Gutiérrez Prieto
·  1870-1872 - General Eustorgio Salgar
·  1864 - Juan Agustín de Uricoechea
·  1864-1866 / 1872-1874 - Manuel Murillo Toro
·  1866 - José María Rojas Garrido (Designado)
·  1867 - Joaquín Riascos García (3er Designado)
·  1867-1868 - General Santos Acosta Castillo (2do Designado) 
·  1868-1869 / 1871 - Salvador Camacho Roldán
·  1869 / 1874-1876 - Santiago Pérez Manosalvas
·  1870 / 1878-1880 - General Julián Trujillo Largacha
·  1876-1878  Aquileo Parra Gómez
·  1877 - Sergio Camargo Pinzón (2do Designado)
·  1877 - Manuel María Ramírez (Procurador)
·  1882 - Francisco Javier Zaldua y Racines
·  1882 - Clímaco Calderón Reyes (Procurador)
·  1882-1884 - José Eusebio Otálora Martínez (2do designado)
·  1884 - Ezequiel Hurtado (1er designado)
·  1880-1882 / 1884-1886 / 1887 -1888 / 1892-1894 - Rafael Núñez Moledo
·  1886-1887- General José María Campo Serrano (Designado)

 Recuperado de: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/politica/presidentes_colombianos

ALGUNOS DATOS IMPORTANTES DE SUS GOBIERNOS

Algunos de los militares que partici­paron en las guerras de la indepen­dencia ganaron influencia política. Entre los liberales ganaron adeptos los generales José María Obando y José Hilario López, mientras que Tomás Cipriano de Mos­quera y Pedro Alcántara Herrán, lo hicieron entre los con­servadores.
Para el período 1837-1841, fue elegido presidente José Igna­cio de Márquez, como sucesor de Santander. En su gobierno se termi­nó de pagar la deuda de la Gran Co­lombia a Inglaterra, país que había financiado con créditos, la guerra de independencia También se dieron los primeros pasos de reconciliación con España, estableciendo intercambio de productos nacionales por sus manufacturas.
En el gobierno de Márquez ocurrió la primera guerra civil, en 1839, dirigida por el general José María Obando, quien había sido derrota­do en las elecciones por Márquez. Obando recibió el apoyo militar de caudillos de provincia que se proclamaban jefes supremos de sus regiones. Esta guerra fue cono­cida como levantamiento de los supremos. Después de dos años de guerra, los rebeldes fueron derrotados por el general Juan José Neira en la batalla de la Culebrera.

LA GUERRA DE LOS CONVENTOS
En 1839, el congreso emitió un decreto por el cual se suprimían los conventos que tuvieran menos de ocho religio­sos, con el fin de desti­nar la mitad de los bienes de estos centros al sos­tenimiento de las misio­nes en Mocoa y el establecimiento de más centros educativos. Por este decreto se vieron afectados los conventos de San Francisco, la Merced, Santo Domingo y San Agustín de Pasto.
El pueblo, que interpre­tó este decreto como un atentado contra la reli­gión, se levantó en armas y, liderado por el ge­neral José María Obando, organizó un ejército en Timbío, a lo cual siguieron levantamientos también armados en diferentes poblaciones del país como el Socorro, Santa Marta, Sogamoso, Tunja, Medellín y Panamá.
Esta guerra trajo consigo consecuencias funestas para el país, por cuanto una epidemia de viruela diezmó a la población civil y a los ejércitos, lo que afectó directamente la industria nacional y la agricultura, viéndose un descenso en las exporta­ciones y un desequilibrio en el gasto público.

Bajo la administración de Pedro Alcántara Herrán, designado en plena guerra civil para el período 1841-1845, se sancionó la Constitu­ción de 1843, que dio mayor poder al ejecutivo y suprimió el Consejo de Estado, institución que fue remplazada por los cargos de Vicepresiden­te y Secretario de Estado.
Bajo su gobierno, también se realizó una refor­ma a la educación, siendo ésta enfocada bajo un plan estrictamente clerical y disciplinario. Los jesuitas fueron convocados una vez más, y en cargados de las misiones que se extendían a lo largo del país.

De 1845 a 1849 llegó a su primera presidencia el general Tomás Cipriano de Mosquera, quien estableció la navegación a vapor por el río Mag­dalena, lo que impulsó el comercio internacional; inició la construcción del primer ferrocarril e im­pulsó la exportación de tabaco. Dio impulso a la educación mediante la creación de escuelas normalistas.

En el aspecto político, las reformas de mediados de siglo llevaron a que un grupo de jóvenes mezclaran las nociones del liberalismo con ideas del socialismo utópico francés. Incluso, algunos artesanos de la ciudad de Bogotá y del occiden­te del país, insistían en la liberación de la vida económica del país para lograr una mayor vin­culación al mercado mundial.
Se iniciaron las gestiones para abolir la esclavi­tud y los resguardos indígenas, y para suprimir los estancos y los monopolios estatales, espe­cialmente los del tabaco, para buscar un pro­ducto de exportación y vincular al país al mercado mundial, además de liberar la agricul­tura de censos, capellanías eclesiásticas y diez­mos.
A nivel gubernamental, se intentó imponer un estilo liberal al Estado y reducir el influjo de la Iglesia católica en el ámbito de la vida privada. Seguidores de estas ideas apoyaron el ascenso al poder de José Hilario López.

NACIMIENTO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN COLOMBIA
Durante esta época, se configuraron los partidos políticos, el liberal y el conservador.

La forma de gobierno en Colombia evolucionó de un centralismo a un federalismo, donde los liberales eran los abanderados de la eliminación de las políticas coloniales y la puesta en marcha del librecambio.
El partido liberal estaba conformado por grupos sociales en ascenso que deseaban un estado de­mocrático burgués, es decir, los comerciantes, los artesanos, los pequeños y medianos propietarios de tierras, los esclavos, los estudiantes y los profe­sionales, que buscaban cambios rápidos; y la de­fensa de la libertad de comercio, la disminución de los impuestos de aduana y la igualdad social. Más adelante se uniría a este partido los militares.
El liberalismo fue liderado por Ezequiel Rojas, quien con su periódico El Aviso, animaba al pue­blo a participar y pregonaba la soberanía, las li­bertades públicas y la limitación del poder ejecutivo, es decir, la voluntad de la mayoría ex­presada en las leyes.
Varios historiadores, entre ellos Gerardo Molina, caracterizan al partido liberal con las si­guientes ideas:
La abolición de la esclavitud.
La libertad absoluta de imprenta y de palabra.
La libertad religiosa.
La libertad de enseñanza.
La libertad de industria y de comer­cio, incluso la de armamentos y municiones.
El sufragio universal directo y se­creto.
La supresión de la pena de muerte.
La abolición de la prisión por deuda.
El juicio por jurados.
La disminución de las funciones del ejecutivo.
El fortalecimiento de las provincias.
La abolición de los monopolios, de los diezmos y de los censos.
El establecimiento del libre cambio.
El impuesto único y directo; la abolición del ejército.
La expulsión de los jesuitas.

Asimismo, procesos como la Revolución Francesa y la independencia de Estados Unidos, cimenta­ron su lucha en la búsqueda de estos ideales, que habían sido divulgados por los juristas y filósofos de la Ilustración, que propugnaban por el estable­cimiento de un orden existente en la naturaleza, a cuyas leyes debía someterse todo ser viviente.

José Eusebio Caro y Mariano Ospina Rodríguez, en el periódico La Civilización, plantearon los principios básicos del partido conservador en Colombia, los cuales giraban en torno a la necesidad de conservar las institu­ciones ya creadas, es decir, proteger la religión, las costumbres, la moral, la esclavitud y la pro­piedad privada. Por esta razón, los conserva­dores recibieron el apoyo de los propietarios de esclavos, dueños de haciendas y grandes la­tifundistas del país; también de su lado estuvie­ron los campesinos, quienes estaban influidos por la Iglesia.
Algunas características de la ideología conserva­dora son las siguientes:
Creencia en la existencia de un designio divi­no que rige la sociedad y la conciencia huma­na, forjando una cadena de derechos y deberes que liga a poderosos y humildes, a los vivos y a los muertos. Por esta razón, los problemas políticos son en el fondo problemas religiosos y morales.
Oposición a los principios de uniformidad, uti­litarismo e igualitarismo, que propaga la ma­yor parte de los sistemas radicales como el liberalismo y el socialismo.
Necesidad de jerarquías; "la igualdad entre los seres humanos la establece la moral."
La propiedad y la libertad son inseparables y la propiedad es una garantía de la libertad, pero la nivelación no implica progreso económico.
Fe en las normas, en la tradición como método para de derrotar las tendencias anarquistas del ser humano.
Reconocimiento de que cambio y reforma no son conceptos idénticas, sino que los cambios se presentan por medio de las reformas y de evolución, pero conservando lo que lleva al desarrollo de la sociedad
Los conservadores coincidían con los liberales en que el comercio con otros países debía repercutir positivamente en la economía. Además, que per­mitía el desarrollo de la infraestructura vial lo que fomentaba el comercio y el desarrollo del país.
En cambio, diferían en cuanto al problema reli­gioso. Ello se explica desde la época colonial, cuando la Iglesia contaba con un amplio poder sustentado en la evangelización o aculturación in­dígena, así como en la contratación de tierra.
Tanto era el poder de la institución eclesiástica que se elaboró el patronato eclesiástico o conjunto de prerrogativas cedidas por los papas a los reyes, según las cuales, los prelados y curas eran prácticamente funcionarios oficiales.
En el proceso de emancipación americano y de formación de la república, a mediados del siglo XIX, se presenta una diferencia en la posición frente a la iglesia, llevando a que el clero militara claramente en el partido conservador.
El liberalismo asumió poco a poco una posición más radical y anticlerical, preocupándose por equiparar las libertades individuales con elementos de política social.
La década de los años 50 va a caracterizarse por el impulso que empezaron a tomar las ideas liberales, aspecto que gestó una serie de conflic­tos sociales manifiesto en el choque de ideas en­tre quienes querían la igualdad y el librecambio (comerciantes) y los que abogaban por el mante­nimiento de políticas tradicionales de proteccio­nismo (artesanos).
Así surgió un grupo de liberales radicales que se hicieron llamar gólgotas, y que eran defensores de las causas de los comerciantes, frente a otro grupo, igualmente de liberales, compuesto por artesanos y militares que defendían el tra­bajo artesanal y que se oponía a las políticas librecambistas que perjudicaban la comer­cialización de las manufacturas locales. Este últi­mo grupo recibió el nombre de draconianos.
Para el período presidencial de 1849 a 1853, fue elegido José Hilario López, quien al no obtener la votación suficiente, fue elegido por el Congreso. Durante su gobierno tuvo lugar la liberación absoluta de los esclavos (1851), lo que trajo alzamientos en diversas regiones del país, en Valle y Cauca, donde los latifundistas y hacendados instauraron una nueva forma de relación servil, en la que los esclavos pasaban a ser agregados, condición que para nada cambiaba su estatus.
Pero el derecho era muy claro: "no habrá escla­vitud en Colombia; el que siendo esclavo pise el territorio de la República, quedará libre".
Igualmente, durante el gobierno de López se or­denó la disolución de los resguardos indígenas y se suprimió el estanco del tabaco, estimulando así el comercio internacional que trajo al país gran cantidad de capitales.
Finalmente, es muy importante resaltar que du­rante ese gobierno se suprimió la pena de muer­te por delitos políticos y se determinó la separación absoluta entre la Iglesia y el Estado. Asimismo, se dio camino a la libertad de prensa y las provincias iniciaron un proceso hacia la federalización al concedérseles mayores faculta­des y prerrogativas fiscales y legislativas.
En 1849 se creó la Comisión Corográfica, cuyo objetivo era la descripción del país, su conocimien­to, y la creación de un mapa general que permitie­ra aprovechar los recursos que ofrecía cada providencia. Agustín Codazzi fue el jefe de la comisión durante 9 años, ayudado por el doctor Manuel Ancizar, quién dejó un libro de viajes titulado peregrinación de Alpha.
En 1852, asumió el poder el liberal draconiano José María Obando, al que conservadores y liberales gólgotas buscaron debilitar desde el par­lamento, donde eran mayoría, planteando una nueva Constitución (1853), cuyo fin era debilitar el poder presidencial y privarlo de la facultad de nombrar a los altos empleados.
Aunque formalmente la Constitución de 1853 tenía un sistema centralista, dio facultad a cada provincia para expedir su propia Constitución, consagrando la elección popular de los goberna­dores provinciales. Se crearon los estados federa­les de Panamá (1855), Antioquia (1856) y Santander (1857). En junio de 1857, se crearon los estados de Cauca, Boyacá, Bolívar, Cundinamarca y Magdalena.

De otra parte, para debilitar a los artesanos; tares populares, se decretó el libre con de armas y se redujo el personal del ejército; tam­bién se suprimieron los grados en el mismo. Estas dos últimas medidas tenían como fin proveer de armas a los hacendados y sacar del ejército a los oficiales vinculados con los sectores populares.
Frente a tales medidas y a la debilidad del gobier­no de Obando, José María Melo, militar de carrera, dio un golpe de Estado en 1854, con el apoyo de los sectores populares, los artesanos y los militares.
Ante esta rebelión, la oligarquía representada por el general José Hilario López en el sur. Tomás Cipriano de Mosquera en el norte, y el general Alcántara Herrán, unieron sus fuerzas en. el centro del país para tomarse a Bogotá, el 4 de diciembre de ese mismo año.
Meló fue hecho prisionero y condenado al destie­rro; años más tarde, murió al servicio del ejército mexicano. Para completar los dos años que falta­ba al gobierno de Obando, se eligió al vicepresidente Manuel María Mallarino. perteneciente al partido conservador, quien tomó posesión del cargo el Io de abril de 1855. Mallarino, junto a José de Obaldía, daría curso a la Constitución de 1853.
En los siguientes 28 años, la república adoptó el sistema federal, establecido por las constitucio­nes de 1858 y de 1863.
Con la Constitución de 1858, el nombre de la República cambió por el de Confederación Gra­nadina y la división territorial se organizó con la conformación de los Estados de Antioquia, Bolí­var, Boyacá, Magdalena, Panamá y Santander. Dichos Estados estaban unidos por un pacto de confederación, pero a su vez eran libres de go­bernarse por su propia cuenta y crear su propia constitución. El gobierno general lo ejercía un Congreso que expedía las leyes, un Presidente que las ejecutaba y tenía un período de mando de cuatro años, y un poder judicial que las aplicaba.
Para el período presidencial comprendido entre 1857 y 1861, fue elegido Mariano Ospina Rodríguez, uno de los fundadores del partido conservador, que ejerció un régimen de partido y buscó la promulgación de una ley que le permi­tiera intervenir en los asuntos internos de los es­tados, lo que le hizo ganarse la oposición de los liberales y el desencadenamiento de la guerra ci­vil de 1860, a la cabeza de la cual se encontraba el caucano Tomás Cipriano Mosquera.
Proclamada la independencia de la Confedera­ción del Estado del Cauca, otros estados como Bolívar y Santander se le unieron y firmaron un pacto que reconoció a Mosquera como jefe de su causa. Éste se proclamó dictador, tras llegar a Bogotá y derrotar a las fuerzas legales.
El establecimiento de un pacto de unión entre los Estados que se habían sublevado, y la existencia un gobierno legitimado por la Confederación, hizo que la guerra se extendiera hasta 1862, cuando las fuerzas unionistas lograron derrotar a las del gobierno confederado y, finalmente, imponer el sistema federal por el que lucharon los liberales radicales.
Tomás Cipriano de Mosquera se mantuvo como dictador e inicio una serie de medidas que apuntaban al establecimiento de una sociedad alejada de la constante influencia de la iglesia, para lo cual dispuso la desamortización de los bienes eclesiales, el cierre de los conventos y la expulsión, una vez más, de los jesuitas.

6 comentarios:

  1. me reolbieron la tarea

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  2. no que cambio de metodologia es lo mismo

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  3. por q no aparesen todos los nombres de los precidentes

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  4. me parece importante, comunicativo,asociado a nuestro modo que es el de los niños me parece que deveriana a ver muchas cosa asi y asi nosotros no tendriamos que estar asiendo otras cosas que no nos ayudan

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  5. Me parece esxcelente usar las tic's en esta clase de historia

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