lunes, 6 de abril de 2015

LA REVOLUCIÓN CHINA

Durante la segunda mitad del siglo XIX, China sufrió la penetración de las potencias imperialis­tas de Inglaterra, Japón, Rusia, los Estados Unidos, Francia y Alemania. Todos estos países buscaban mercados para sus productos.

Fueron diversas las causas que motivaron esta acción. La población numerosa constituía un gran mercado, y la quinta parte disponía de ca­pacidad económica para comprar los productos europeos, además la gran extensión del territorio permitió contar con gran cantidad de materias primas, lo cual despertó la ambición de las po­tencias imperialistas.

Nacionalismo y movimientos campesinos
Los campesinos sometidos por los extranjeros se rebelaron en 1850 en Taiping. Fueron reprimidos por una coalición de ejércitos anglofranceses y norteamericanos.

En 1894, China perdió su dominio sobre Formosa y Corea con Japón; así mismo fue vencida en la Guerra de los Boxers, que había surgido para expulsar el intervencionismo extranjero.
Hacia el final del siglo XIX, se suscitaron nu­merosos movimientos populares en Cantón, Shangai y Tiensing, en los cuales participaron obreros, intelectuales y estudiantes. Se destacó el renacimiento chino organizado-en Honolulú con la dirección del doctor Sun Yat-Sen. Poste­riormente, se convertiría en el Partido Tun Men Huique, que encabezó en 1911, la primera fase de la Revolución china.

Las condiciones históricas de China hasta prin­cipios del siglo XX, provocaron una profunda  división interna causante de una transcendental revolución.
En el desarrollo de la revolución, se conside­raron dos fases: la creación de la República, y la Revolución popular.

Creación de la República (1911 -1925)
En 1912, después de una serie de huelgas y ma­nifestaciones en contra de la Dinastía Manchú, el Emperador renunció y se estableció la República bajo la presidencia de Sun Yat-Sen. Durante su corto período, fundó el Partido Nacionalista o Koumintang que fue una combinación de las tradiciones chinas con el pensamiento occiden­tal. Para unificar el país, Sun Yat-Sen fusionó el Koumintang con el Partido Comunista. Con el advenimiento de su muerte en 1925, el partido se dividió. Por un lado, el nacionalista dirigido por Chiang Kai-Shek, conformado por comerciantes, industriales y financieros que aspiraban sustituir a los extranjeros y apropiarse del mercado nacio­nal, y por el otro lado, los comunistas liderados por MaoTse-Tung que agrupaban a la clase obrera, campesina e intelectual deseosa de un cambio radical.

A la muerte de Sun Yat-sen, comenzó el gobier­no de Chiang Kai-Shek quien reprimió el sector comunista del partido, no realizó la reforma-agra­ria y además impuso impuestos a la población. Aprovechando el descontento, MaoTse-Tung organizó a los campesinos en guerrillas; los enfrentamientos entre nacionalistas y comunistas se intensificaron; los comunistas fueron derro­tados en 1934 y luego de una extensa y penosa jornada llamada la larga marcha, se replegaron hacia el norte de China.

Sin embargo, con el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial y la agresión japone­sa contra China, los ejércitos nacionalista y comu­nista se unieron para expulsar a los japoneses a los que vencieron en 1945.
Ya concluido el conflicto mundial, la Guerra Civil continuó, pero esta vez los nacionalistas recibieron ayuda de los Estados Unidos, y los co­munistas de la Unión Soviética.
Este conflicto se dio entre nacionalistas y comunistas durante el periodo 1945 y 1949. Después de un largo enfrentamiento, el 14 de diciembre de 1949, los ejércitos nacionalistas se entregaron a los comunistas. Ya para el 1 de octubre de ese mismo año, Mao había proclama­do en Pekín el establecimiento de la República Popular China. Los opositores se refugiaron en Formosa (Taiwán), isla donde Chiang Kai-Shek organizó la China nacionalista con el apoyo de los Estados Unidos.
Las condiciones del país dieron paso a un período de reconstrucción. Se desarrolló una política de unidad nacional denominada nueva democracia, con el propósito de estabilizar eco­nómicamente a la Nación.
Para consolidar estas medidas, en 1950 se pro­mulgaron nuevas leyes matrimoniales con el fin de modificar la estructura familiar de tipo patriarcal, con la incorporación de la mujer en el proceso de producción. Se decretó la reforma agraria, y los sec­tores básicos de producción pasaron a manos del Estado. En todo este camino, la ayuda financiera de la URSS fue muy importante.
En 1954, se proclamó la primera Constitución Socialista de la República Popular China, donde se eligió como Presidente a MaoTse-Tung y al primer Ministro Chou En-Lai. El poder público se confió al Partido Comunista y los planes económicos se­guían los modelos soviéticos. Mao se propuso ante todo cambiar las costumbres feudales de su país y hacer un reparto de las tierras, ya que estaban en manos de unos pocos. Con estos planes desató una campaña de terror en todo el país contra los terratenientes y la clase media. Más de cien mil personas murieron durante este período.
En 1958, lanzó la política del gran salto adelante, donde a partir de las comunas populares y con medios muy rudimentarios, masas populares. El gran apoyo popular a Mao se manifestó en carteles y manifestaciones populares que refor­zaron el culto a su personalidad. Mao se convir­tió en una especie de deidad a la que no podía contradecirse. Por ello, las persecuciones y los abusos fueron algo muy doloroso para la tradi­ción de la nueva República, que puso en peligro la estabilidad económica y condujo a muchas vejaciones.

El nuevo gobierno
Tras la muerte de los dirigentes Chou En-Lai y Mao Tse-Tung en 1976, China vivió una época de inestabilidad política; fue electo como Presi­dente Deng Xiao Ping, quien deseaba reformar el régimen y acercarse a occidente.
Xiao Ping inició su trabajo restableciendo las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, Japón y Francia.
Estas relaciones le permitieron avanzar significa­tivamente a su economía, pero descuidó la apertu­ra democrática de la sociedad, como se evidenció en la inconformidad registrada en los sucesos de la Plaza de Tiananmen en 1989. La manifestación fue reprimida severamente por el Gobierno con tropas armadas que mataron al menos a 400 civi­les, hecho que fue condenado por la comunidad internacional.
En marzo de 1993, se celebró la VIII reunión de la Asamblea Nacional Popular, donde se eli­gió a Jiamg Zemin como Presidente de China, al tiempo que se reeligió a Li Peng como Jefe de Gobierno.
Entre los problemas que enfrentó Jiang Ze­min como Presidente de China, estuvieron la pérdida de influencia del Partido Comunista, el incremento de la inflación y el déficit comercial. También se dio la entrega de Hong Kong a China por parte de Inglaterra.
En el XV Congreso del Partido Comunista Chino, que se realizó en septiembre de 1997, se apoyó el mantenimiento de la línea política conocida como marxismo neoliberal (donde los méritos y la competencia eran los factores claves para el desarrollo económico), se ratificó a Jiang Zemin como primer mandatario de la República para un período de cinco años, y se aprobó la reducción del aparato estatal con el despido de la mitad de los funcionarios, a fin de disminuir el gasto público.
En 2007, se reconoció la propiedad privada, pero la ley no la hizo extensiva a la tierra ni a los cultivos. En la actualidad, el Presidente de esta República es Hu Jintao.

CHINA - HONG KONG
Hong Kong, es una Península China que fue cedida a los británicos con carácter indefinido en el Tratado de Nanking, en 1942, para ponerle fin a la Guerra del Opio.
En 1984, se firmó el acuerdo que garantizó el traspaso a China de la soberanía sobre Hong Kong.
En 1997, China se comprometió a mantener el sistema capitalista en ese territorio por 50 años. El 1 de julio de 1997, el Gobierno Británico devolvió Hong Kong a China, que luego se convirtió en una región administrativa especial.
Hong Kong tiene su propia Constitución, conocida como la Ley Básica, y continúa siendo un enclave de la economía de mercado dentro de China.

CHINA - TÍBET
El Tíbet, es una zona de gran importancia estratégica para China, de una parte por su situación geográfica, fronteriza con la India, de otra parte por los recursos económicos de la región.
En 1950, después de la proclamación de la República Popular China, el ejército popular de este país se apoderó del Tíbet, hasta entonces una teocracia budista muy aislada del exterior. Esta situación forzó el exilio, en 1959, de su líder espiritual, el Dalai Lama y de miles de personas que se refugiaron en la vecina India, donde se estableció el gobierno del Tíbet.
Desde esta anexión, se lleva a cabo una política de colonización demográfica por parte de la etnia mayoritaria han. Cerca de 9 millones se han trasladado a la región de Tíbet. Por su parte, el Gobierno tibetano en el exilio, encabezado por el Dalai Lama, apostó por una resistencia de carácter político y no violento, y en 1987 presentó en el Congreso de los Estados Unidos un plan de paz basado en seis puntos:
  1. La transformación de Tíbet en una zona de paz.
  2. El fin a la colonización demográfica china.
  3. El respeto por los Derechos Humanos.
  4. Las libertades democráticas fundamentales.
  5. La protección del medio ambiente y la desnuclearización del Tíbet.
  6. La apertura de negociaciones sobre su futuro estatuto y sobre las relaciones    entre   el pueblo tibetano y chino, basado en él principio aplicado a Hong Kong.
El Dalai Lama se mostró favorable a la fórmula de "un país, dos sistemas". En la década de los noventa, se produjo una represión que rompió por una década las negociaciones entre China y el Tíbet.
En estos últimos años, se inauguró el ferrocarril entre Golmud (provincia de Qinghai) y Lhasa, capital del Tíbet, construido según las autoridades chinas con el fin de promover el turismo y el desarrollo en la región. Sin embargo, algunas personas consideraron que el objetivo de Beijing era alentar el arribo masivo de población del resto de China y así disipar la idiosincrasia del Tíbet.
Durante estos últimos años, las negociaciones aún continúan, pero no registran acuerdos significativos.


Tomado de: GUERRERO VILLAGRÁN y otros (2012), Nuevos Horizontes Sociales 9, Bogotá, pág. 102-110 Fondo Educativo Panamericano
Páginas varias.

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